Es una aurora polar lejana: la primera jamás vista fuera de nuestro Sistema Solar.
Un equipo internacional la detectó cerca de una enana marrón –un cuerpo celeste demasiado pequeño para ser una estrella pero demasiado grande para ser un planeta– en la constelación de Lyra, a una distancia de aproximadamente 18 años luz.
Dicen que se parece a las auroras que se forman en las zonas polares de la tierra, pero es un millón de veces más brillante.
Y también es más roja que verde en su coloración.
“Es la primera vez que confirmamos que se pueden ver auroras en las enanas marrones”, dijo el Dr. Stuart Littlefair, un astrónomo de la Universidad de Sheffield que participó en el descubrimiento.
El fenómeno luminoso fue observado en la enana conocida como LSR J1835gracias al radio telescopio Very Large Array –el más grande del mundo– y los telescopios ópticos Hale y Keck.
Según su reporte, los científicos estudiaron el objeto mientras rotaba rápidamente y pudieron observar los cambios en la luz.
“Los cambios de brillo son consistentes con lo que uno esperaría de las auroras”, explicó el Dr. Littelfair.
Entendiendo a las enanas
Las auroras –boreales y australes– son uno de los espectáculos naturales más impresionantes de la tierra y también se forman en los otros planetas de nuestro Sistema Solar.
Las mismas se producen cuando partículas solares interactúan con la atmósfera.
En el caso de la tierra, su color verde es causado por el choque de los electrones de las partículas solares con nuestros átomos de oxígeno.
Mientras que la aurora de la enana es rojiza porque las partículas interactúan fundamentalmente con el hidrógeno de su atmósfera.
Los científicos, sin embargo, todavía no entienden qué puede haber generado el espectáculo luminoso en LSR J1835.
La enana marrón es una especie de estrella fallida y no hay ninguna estrella cercana que la bombardee con partículas.
“Es posible que material se esté desprendiendo de la superficie de la enana marrón y que este produzca sus propios electrones”, aventuró Littlefair.
Otra opción posible es que un planeta o luna aún no detectados cerca de la enana esté bombardeándola con su material.
Algunas de las auroras de Júpiter se producen de esta forma, gracias a partículas emitidas por los volcanes de una de sus lunas, Ío.
El descubrimiento, en cualquier caso,está ayudando a que los científicos entiendan mejor a las enanas marrones.
Hay algún debate sobre si estos cuerpos celestes se parecen más a las estrellas o a los planetas.
“Ya sabíamos por nuestras observaciones que tienen nubes en su atmósfera. Ahora también sabemos que tienen auroras”, explicó Littlefair.
“Esa es una razón más para verlas como versiones a escala aumentada de los planetas en lugar de como versiones a escala reducida de las estrellas”, concluyó.
Fuente BBC Mundo