Por Javier González
El 8 de marzo de 1949, la Federación Venezolana de Beisbol Amateur (FVBA) creó la categoría AA en el béisbol aficionado de Venezuela. Poco después, entes gubernamentales comenzaron a patrocinar equipos con el fin de promocionar la gestión de sus presidentes o ministros.
El Sindicato de Obreros Portuarios (OSP) de La Guaira, Puerto Cabello y Guanta, así como Cartografía Nacional y el Instituto Nacional de Obras Sanitarias (INOS) fueron los primeros organismos en financiar divisas en la pelota doble A.
Allí nació lo que se conoce en el mundo del beisbol venezolano como “marronismo”, que no es otra cosa que el sueldo que percibían los peloteros incluidos en nóminas de los institutos estatales y estadales.
El “marronismo”, que se mantuvo vigente hasta finales de la década de 1970, afectó al béisbol profesional. Entonces los peloteros preferían quedarse jugando en amateur por sueldos que, en no pocas ocasiones, eran igual o superiores a los que pagaban en la pelota rentada.
La práctica del “marronismo” en Venezuela también tuvo presencia en otros deportes como el baloncesto, disciplina en la que los jugadores recibieron pagas de entes gubernamentales, con el fin de que vistiera la camiseta de determinado estado en eventos de carácter nacional. Por eso, a menudo, en los años 50, podía verse a un basquetero representar a uno, dos o tres distintos entes en eventos regionales y estadales.
El término “marronismo” se asoció en Venezuela al billete de 100 bolívares, que era marrón y tenía gran poder adquisitivo. No obstante, el origen de este vocablo en el deporte, viene del fútbol suramericano de los años 20 del siglo pasado, el cual surgió en las ligas amateur de Argentina, Chile, Perú y Uruguay, en las que muchos jugadores recibían “premios monetarios” de carácter ilegal por rendimiento. Dichos pagos eran depositados por los dirigentes en los vestuarios, colocaban el dinero en los botines marrones que usaban los jugadores de la época.