La premisa general es que los extrovertidos son mejores que los introvertidos o los neuróticos en el trabajo. Parece un tema de sentido común, pero un par de investigadoras de gestión en Estados Unidos lo pusieron a prueba con resultados interesantes.
Corinne Bendersky y Neha Parikh Shah son autoras del estudio The Downfall of Extroverts and the Rise of Neurotics(‘La caída de los extrovertidos y el ascenso de los neuróticos’).
Sus conejillos de Indias fueron 229 estudiantes de MBA, divididos en equipos de trabajo de cuatro a seis personas. Todos debían contestar una encuesta sobre cómo percibían el liderazgo de cada uno de sus compañeros y qué tanta influencia percibían de éstos.
En la primera etapa del sondeo, los extrovertidos fueronpercibidos como líderes, pero 10 semanas después, el resultado fue distinto. La percepción sobre los neuróticos mejoró, y la de los extrovertidos cayó.
Aun así, las investigadoras no quedaron conformes con los resultados. Le pidieron ayuda a John, uno de sus colegas. A la mitad del grupo le hicieron creer que este joven era extrovertido -alegre, espontáneo, enérgico y hablador-, mientras que a la otra mitad le dijeron que era neurótico -emocional, cambiante, subjetivo y exigente-. John debía ayudarles a terminar un proyecto y ellos debían evaluar su trabajo.
Al John extrovertido le premiaban poco sus logros y le castigaban más por sus fracasos. Al John neurótico iban apreciándolo más con el tiempo, les ayudara o no. Con esto probaron que la primera impresión cuenta, pero no lo es todo, y que los neuróticos no son tan negativos como se piensa.
Expansión entrevistó a Bendersky para su edición del 19 de junio de 2015. La especialista es doctora en filosofía por el MIT Sloan School of Management. Dirige programas de MBA en la Anderson School de la Universidad de California y sus estudios sobre psicología organizacional han sido publicados en The New York Times.
¿Por qué centraste la investigación en las personas con alto grado de extroversión y neurosis?
La extroversión y el neuroticismo (también conocido como inestabilidad emocional) son dos extremos de los cinco grandes rasgos de la personalidad. Los otros tres son la apertura a la experiencia, la responsabilidad y la amabilidad. En nuestra investigación anterior hallamos que, en los grupos de trabajo recién creados, a los extrovertidos se les asociaba con un alto nivel de liderazgo, y a los neuróticos, con uno bajo.
En este estudio lo que queríamos comprobar era si las ventajas de los extrovertidos y las desventajas de los neuróticos variaban durante el desempeño de las tareas de equipo y si esta variación afectaba la percepción sobre su liderazgo.
¿Qué ventajas y desventajas encontraron en el estudio?
La extroversión, cuyo extremo opuesto es la introversión, es un rasgo que predomina en las personas energéticas, entusiastas y amigables. Aunque a primera vista todo pueda parecer positivo, también tiene una parte oscura: a los extrovertidos les gusta ser el centro de atención y estar por encima de todos para conseguir reconocimiento social. Además, son malos oyentes y no les gusta colaborar con sus compañeros, lo que puede originar tensiones en el equipo.
El neuroticismo, cuyo extremo opuesto es la estabilidad emocional, predomina en personas irascibles, con tendencia a la depresión y que se sienten incómodas en círculos sociales. Los neuróticos son volátiles, tímidos y sienten mucha ansiedad por alcanzar el reconocimiento del equipo. Sin embargo, en el contexto de equipo, su ansiedad los motiva a luchar por hacer mejor su trabajo y no defraudar a sus compañeros.
¿Por qué a primera vista los extrovertidos están mejor valorados?
Se espera que los extrovertidos emerjan como líderes naturales. Al liderazgo se le asocia con la firmeza, que es una faceta de la extroversión, y negativamente con la ansiedad, que es una faceta del neuroticismo.
¿Cuál es el papel que juega la percepción de estatus o de liderazgo en las relaciones laborales?
Es lo que permite establecer una jerarquía que facilite la toma y ejecución de decisiones. Sin embargo, los intentos por alcanzar un mayor estatus como líderes pueden desatar conflictos de egos, que son particularmente disruptivos para el equipo. Los neuróticos suelen ganar estatus con el paso del tiempo debido a que mejoran las expectativas iniciales que les habían otorgado sus compañeros y se implican más en sus tareas. Con los extrovertidos ocurre lo contrario.
En tu equipo ideal, ¿habría más extrovertidos o neuróticos?
Yo contrataría a gente que se encuentra en un punto intermedio. Sería un desastre armar un equipo exclusivamente de extrovertidos o de neuróticos. Aunque si tengo que elegir entre un extremo u otro, elegiría a los segundos: no confío en los compañeros que son demasiado extrovertidos porque suelen ser más conflictivos, a menos que su extroversión se modere con otros rasgos de la personalidad, como la amabilidad o la responsabilidad.
Por supuesto, todos podemos aprender a controlar nuestros defectos. Pero para ello hay que salir de nuestra zona de confort. Si una persona extrovertida es consciente de que su comportamiento es perjudicial o le lleva a ser menos apreciada, puede aprender a moderarlo. Pero mientras que los extrovertidos tienen que trabajar en ello para evitar que su estatus como líderes decaiga, los neuróticos simplemente deben ser auténticos.
¿Qué perfil encaja mejor en los puestos de liderazgo?
Hay un gran debate en la comunidad científica. La mayoría se decanta por un líder extrovertido, sobre todo si se trata de una empresa con fuerte presencia pública, ya que su carisma le ayudará a hacer presentaciones en el escenario y a tener menos miedo a la hora de asumir riesgos.
Pero un líder excesivamente extrovertido también puede acarrear muchos problemas, ya que tratará de conseguir el éxito a través del trabajo de otras personas, no escuchará a sus subordinados y no rectificará sus errores.
¿Qué le aconsejarías a alguien para armar su equipo?
En primera instancia, que no se deje embaucar por la maravillosa carta de presentación de los extrovertidos y no infravalore a los neuróticos por su apariencia. Hay que pensar a largo plazo y contratar en función del puesto que busca cubrir y no en la simpatía de una persona. Lo segundo, si busca a alguien para desempeñar una tarea independiente, es mejor un extrovertido. Si es para trabajar en equipo, un neurótico es ideal.
Fuente: CNN Expansión