Viviana Moreno Troconis, es diseñadora industrial egresada de la ULA con postgrados en diseño de productos y servicios. Tiene 33 años, es merideña y no abandona su ciudad natal. Fue profesora de la Universidad de Los Andes, en el área de Técnicas Gráficas de Comunicación y tecnología del diseño industrial y a enfocado su profesión a la conceptualización de productos, la comunicación de ideas y la aplicación de tendencias.
Su afinidad a las redes sociales surgió con el twitter y luego en Instagram encontró un espacio para compartir “mi perspectiva desde el 5 de febrero del 2012”.
Viviana también es una emprendedora. Actualmente se dedica a concretar un proyecto de panes artesanales, la generación y aplicación de su marca, su concepto y el manejo de redes sociales. “Lo hago junto a Juan Pablo Márquez, quien figura en la fotografía que tomé como el emprendedor. En efecto @pan_comido es un proyecto mutuo en donde él aplica la ingeniería y yo el diseño”.
Viviana decidió concursar en #GenteQueEmprende porque siempre “me ha gustado comunicar ideas por medio de gráficos y porque @PanComido es un proyecto mediático para enaltecer la complejidad de algo tan básico como un (buen) pan”.
Esta es la foto que postuló Viviana Moreno Troconis @latroconis
y recibió una mención honorífica en el concurso #GenteQueEmprende.
Viviana nos explica por qué envió esta imagen: Juan Pablo Márquez, ingeniero electricista a solo una tesis de ser biomédico. Autodidacta empedernido, en un país que exige constante reinvención, decidió aprender a hacer pan. Escudriña los textos, los tutoriales en YouTube, revistas on-line y el paladar de su gente desde 2010. Entre testeos y metederas de patas, en febrero del 2014, se topó con un saco de harina de fuerza; la hizo suya y empezó a alimentar a los vecinos. Nace entonces @Pan_Comido, que hoy día es el trabajo que le da nota, le da comida y amigos. Qué buena manera consiguió de aplicar la ingeniería, complacer barriguitas y de desestresarse a la vez. El día que hice la fotografía el Laboratorio de Pan Comido olía a pan con masa madre, nada mejor para capturar un sonrisa del empedernido emprendedor desde lo alto de un taburete.