La llamada “moda rápida” está dejando una huella ecológica importante en el planeta, aumentando la cantidad de ropa que se produce, pero también la que se desecha.
Por Yuly Castro
Sabemos que las rebajas y promociones son una tentación, más cuando se trata de ropa y calzado. Hay muchas marcas que nos seducen con sus precios bajos, y terminamos llenando el closet de prendas baratas y de última moda. Pero ¿sabes cuántas toneladas de agua y químicos dañinos se utilizaron para producirlas? ¿Y los residuos que generan? ¿Y las pésimas condiciones laborales en las fábricas de algunos países productores?
Lo cierto es que la llamada “moda rápida” está dejando una huella ecológica importante en el planeta, aumentando la cantidad de ropa que se produce, pero también la que se desecha.
Por ejemplo, para elaborar una sola camisa de algodón, se necesitan 2.700 litros de agua dulce: la cantidad de agua que una persona bebe en ¡dos años y medio!
Según cálculos, la producción textil, incluyendo tintes y productos de acabado, contribuye en alrededor del 20 % de la contaminación global del agua potable.
La mayoría de los microplásticos de los textiles se liberan en los lavados iniciales. Una sola carga de ropa de poliéster puede verter hasta 700 000 fibras microplásticas al ambiente.
Explotación laboral
Por otra parte, muchas marcas de moda tercerizan la producción de sus prendas en países en desarrollo con bajos salarios y derechos laborales limitados, como Bangladesh, la India o Marruecos. Los trabajadores (generalmente mujeres, e incluso niños y adolescentes) trabajan durante largas jornadas por bajos sueldos, sin derechos como baja por enfermedad o vacaciones.
Las denuncias de que había menores trabajando en las fábricas que hacen la ropa para grandes marcas en sitios como India, Camboya o Bangladesh, han extremado los controles, pero no siempre con éxito. Los problemas empiezan con la identificación de los proveedores, en muchos casos cientos o miles para una sola marca. Los costos de fiscalización y auditorias en estas regiones son otro gran problema, así como las leyes laborales de algunos países, donde es legal trabajar a partir de los 14 años, y muchas familias dependen de esos ingresos para vivir.
¿Hay una solución?
El conocido movimiento “slow fashion”, no solo busca comprar menos, sino elegir prendas de calidad, duraderas y producidas de forma ética y sostenible, prologando su ciclo de vida útil y aumentando su reciclado.
La también llamada “moda lenta” se propone:
- Calidad, durabilidad y longevidad de las prendas.
- Producción y reposición lenta de prendas.
- Pago justo a los trabajadores.
- Reducción de la huella de carbono de cada prenda.
- Enfoque en desecho cero.
- Colecciones limitadas y atemporales.
¿Cómo empezar a armar tu closet más sostenible?
1. En la medida de tu presupuesto, invierte en prendas duraderas y de buena calidad.
2. Compra de segunda mano: en tiendas vintage y plataformas online puedes encontrar prendas únicas y a precios increíbles.
3. Intercambia ropa: lo que puede no gustarte más o quizás ya no te quede, puede ser un tesoro para otra persona
4. Repara y reutiliza: un pequeño agujero o un cierre roto no tienen por qué significar el fin de una prenda.
5. Elige marcas sostenibles: investiga y apoya a marcas que utilizan materiales orgánicos, producción local y condiciones laborales justas.
6.Recuerda: al hacer elecciones más conscientes, estamos construyendo un futuro más sostenible para todos.
Fuentes:
https://www.elmundo.es/economia/2017/03/19/58ca89eee5fdea012e8b469f.html
https://www.vogue.mx/moda/articulo/slow-fashion-que-es-definicion