Roberto “Tarzán” Olivo, está considerado uno de los mejores umpires venezolano de todos los tiempos. Su tamaño (1.90 m), fuerte contextura, personalidad y autoridad dentro y fuera del terreno de juego le hicieron ganar el respeto de todos.
Por Javier González
El aporte de Venezuela a las Grandes Ligas no solamente se aprecia en unos trescientos peloteros que en las últimas tres décadas apuntalan a ese país como el segundo proveedor de talento al mejor beisbol del mundo, después de República Dominicana y, en los últimos 15 años, como cantera de producción de umpires.
El vertiginoso desarrollo de la pelota venezolana va mucho más allá de pitchers, catchers, infielders y jardineros. Una gran cantidad de jugadores y técnicos hacen vida en los sistemas de sucursales de las diversas organizaciones, y, por otro lado, se aprecia alto nivel de calidad entre quienes se dedican al delicado aspecto del arbitraje, área en la que desde hace muchos años Venezuela ha contado con excelentes umpires.
En esta área tan especializada, en los últimos 15 años, nuestro país ha alcanzado el primer lugar como proveedor de talento a las Grandes Ligas después de Estados Unidos. De hecho, al comenzar la temporada de 2024, ocho umpires venezolanos formaban parte del staff de personal encargado de impartir justicia.
Gracias a programas de formación de umpires promovidos desde el inicio del nuevo milenio por la Liga Venezolana de Beisbol Profesional, en la temporada de 2010 logró hacer el grado el carabobeño Manuel González, a la edad de 29 años. Luego siguieron Carlos Torres (2015), Edwin Mosocoso (2020), José Navas (2020), David Arrieta (2020), Edwin Jiménez (2023), Emil Jiménez (2023) y Jonathan Parra (2024).
Roberto Olivo entre los pioneros
La calidad del arbitraje beisbolero venezolano se remonta a marcha a la par con el desarrollo de la pelota profesional. Al lado de figuras extranjeras que a mediados de los años cuarenta vinieron a trabajar en diamantes de Caracas y Maracaibo, como el estadounidense Henry Tatler y el cubano Amado Maestri, estuvo como uno de los primeros talentos criollos Roberto “Tarzán” Olivo.
Nacido en Caracas el 13 de enero de 1914, “Tarzán” Olivo, está considerado uno de los mejores umpires venezolano de todos los tiempos. Su tamaño (1.90 m), fuerte contextura, personalidad y autoridad dentro y fuera del terreno de juego le hicieron ganar el respeto de todos.
En su juventud, Olivo fue un destacado atleta de pista y campo, que conservó durante diez años el récord nacional de lanzamiento de martillo. En 1938, comenzó su carrera como umpire, la cual culminó en 1968. Trabajó en la pelota aficionada y en la de Primera División y Profesional. También fue árbitro de baloncesto durante las décadas de 1940 y 1950.
Actuó como umpire en las Series Mundiales de Beisbol Amateur de 1944 y 1945, en los juegos de exhibición de las Estrellas Negras en 1945 y en los que realizaron en Caracas los Yankees de Nueva York y Dodgers de Brooklyn, en 1947.
Olivo fue el primer venezolano que “ompayó” en una Serie del Caribe (1949). También fue el primero que lo hizo en el estadio Universitario de Caracas (1951).
“Tarzán” falleció en su ciudad natal, en 2005, a los 91 años. En reconocimiento a su brillante trayectoria, Olivo está inmortalizado en los salones de la Fama del Deporte (1988) y del Béisbol venezolanos (2003)
Todo un personaje, Olivo solía señalar que su mayor diversión era: “cantar strike y escuchar las pitas del público”. Como dato anecdótico, vale revelar que “Tarzán” fue el chofer de Carlos Gardel, cuando éste visitó Caracas, en 1935.