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Por José Pulido (@josepulido2015) Siendo un hidalgo sin deseos de trabajar el campo, Quijada vendió unas cuantas hectáreas de sus tierras para comprar libros. “…se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los
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En 1817, establecido en Filadelfia, Santos Michelena lee un libro que lo seduce: “La riqueza de las naciones”, de Adam Smith. Ver: Simón Alberto Consalvi, Santos Michelena, Caracas, Biblioteca Biográfica Venezolana, 2012.
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”Por el arte de la memoria con el cual ha evocado los más inasibles destinos humanos y desvelado la vida cotidiana en los años de la ocupación”, así reza el veredicto mediante el cual se otorgó el Nobel de Literatura
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No es del todo cierto que en Venezuela no se lee. Se lee mucho menos de lo que sería aconsejable, pero sí hay decenas de miles de lectores de libros y de compradores en las librerías, que no solo persiguen los grandes best
15 enero, 2013 •
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