La visión naturalista de un mundo impregnado de frustraciones en donde el sexo y la violencia se disfrazan con un superficial refinamiento es la marca de la dramaturgia del estadounidense Tennessee Williams, que puede verse de forma cristalina en su drama escrito en 1958, De repente, el verano pasado, el mismo que Gore Vidal convirtió en un película al año siguiente. Dirigido por Joseph L Mankiewicz y producida por Sam Spiegel, el filme cuenta con las actuaciones de Elizabeth Taylor, Katharine Hepburn y Montgomery Clift. Aunque inicialmente no tuvo buenas críticas, pronto su simbología la convirtió en un clásico, a tal punto que la popularidad de la obra se debe hoy a su versión cinematográfica y no a su historia original, una ironía porque Williams nunca estuvo de acuerdo con muchas licencias que se tomó Vidal.
La pieza, originalmente escrita como dos largos monólogos en el que se escuchan las perspectivas de cada mujer, es un drama sobre los límites entre lo real y lo aparente, que confronta a dos mujeres por la posesión de la anécdota sobre la muerte de Sebastián.
El drama está ambientado en una mansión de New Orleans en una tarde de finales de algún verano de la década de los años treinta. Empieza en el jardín de plantas carnívoras del fallecido Sebastian Venable, donde su madre trata de convencer al Doctor Cukrowicz de la necesidad de practicarle una lobotomía a su sobrina que está interna en el Sanatorio Santa María. La muchacha, dice la señora Venable, está arruinando a la familia con una sórdida fabulación sobre la muerte de su hijo. A cambio de sus servicios, ofrece donar el dinero necesario para que se construya el ala de neurocirugía en el Hospital Vista de León donde él trabaja. El médico, que desconfía de la adinerada señora Venable, pronto descubre que la sobrina, Catharine, fue reducida a un sanatorio para callar una horrible verdad sobre la muerte de su primo en la que la violencia, el homo-erotismo y el canibalismo escribieron una tragedia.
La obsesión con la lobotomía en Williams se debe a que su hermana, Rose, luego de diagnosticarla con esquizofrenia por un médico que como su madre no le creyó que su padre la brutalizara, le hicieron esta operación, que terminó convirtiéndola en un calmado androide silente.
En contraste con la pieza escrita por Williams para el teatro, la versión cinematográfica empieza con una escena en el estropeado hospital donde trabaja el neurocirujano. Luego pasa al Sanatorio Santa María, donde va Cukrowicz (Clift) a visitar a Catherine (Taylor) con el objeto de evaluar su candidatura para la lobotomía. La escena del recorrido por el jardín de plantas carnívoras antes referida, aparece a los 15 minutos de película. Una diferencia con el play es que el film –Hollywood, al fin y al cabo— introduce un amorío entre el doctor y la sobrina. Algunos críticos se quejan de la explícita imaginería utilizada por Mankiewicz que hizo demasiado evidente lo que Williams había luchado tanto por convertir en sutiles metáforas. Es por libertades creativas como esta que vale la pena volver a los libros.