Por Ignacio Serrano (@IGNACIOSERRANO)

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Los sospechosos habituales se paran firme en el inicio de la LVBP.

Los Caribes de Anzoátegui son los campeones defensores y han terminado entre los tres mejores equipos de la pelota venezolana durante los últimos cuatro torneos.

Los Navegantes del Magallanes han ganado dos de los pasados tres títulos en disputa.

Los Tigres de Aragua suman seis coronas y nueve finales en lo que va de siglo, topes en la liga.

Varias señales apuntan al protagonismo de esas tres escuadras, que muchas primeras planas han acaparado en los años recientes. Pero otras pistas asoman en el horizonte.

En un panorama donde la tribu comienza con el lógico favoritismo que da el hecho de ondear el banderín de la 2014-2015, otros aspirantes a ser caciques muestran su cara con peligrosidad.

Es el caso de los Tiburones de La Guaira, por ejemplo. Al igual que Anzoátegui, Magallanes y Aragua, los escualos cuentan con un plantel profundo, una buena tropa de grandeligas y una camada de prospectos que nuevamente dirigirá Buddy Bailey, el manager más exitoso en el último medio siglo.

Los salados no tienen el historial reciente de aquellos tres. Únicamente han celebrado una final desde 1987 y no alzan los brazos desde 1986. Es demasiado tiempo sin fiesta.

Pocos en la actual LVBP cuentan, sin embargo, con la cantidad de brazos criollos que los litoralenses tienen disponibles para la rotación, desde el grandeliga Junior Guerra al prospecto William Cuevas.

Ya Bailey probó seis veces que esta pelota se gana con el aporte de los nativos, mayormente.

Esa es la razón por la que las Águilas del Zulia también cuentan desde el vamos. Tuvieron el mejor pitcheo de la pasada justa y repiten a la mayoría de aquellos tiradores.

¿Se mantendrá unido en enero el plantel de Darryl Kennedy? ¿O volverá a separarse pieza por pieza, como ha sucedido en las siete ocasiones al hilo que han clasificado los rapaces, la máxima seguidilla vigente en la liga?

Los Leones de Caracas, los Cardenales de Lara y los Bravos de Margarita tienen el reto adicional de que fueron eliminados en la 2014-2015.

Los tres viven realidades diferentes. Los capitalinos tratarán de no ser víctimas de la abundancia; cuentan con un roster que, por muy poblado, sufrirá también muchas limitaciones e imposiciones de las organizaciones de Grandes Ligas. Crepusculares y orientales, en cambio, están al otro extremo, con pequeños núcleos de bigleaguers, jóvenes por probarse y veteranos de brillo.

Ya una combinación semejante le sirvió a los Caribes para lograr el segundo título en la historia de la divisa, en enero.

Todos sueñan en cada inicio de temporada. Y aquí todos aspiran a ser el cacique que desplace del mando a la tribu, esa que este 7 de octubre inicia la defensa de su bien ganado campeonato.