Por Ignacio Serrano – @IGNACIOSERRANO
La eliminación por segunda temporada consecutiva de los Tiburones de La Guaira deja un nuevo sinsabor en la afición de ese club, que todavía se reconoce como la más alegre del Beisbol Venezolano y que, sin embargo, sufre por esa sequía de coronas que se remonta a más de tres décadas.
La orgullosa divisa, que llegó a ser la segunda más ganadora en la LVBP, qué lego la leyenda de La Guerrilla y una pléyade de criollos destacados, especialmente hasta los años 80, vuelve a mirar con desconsuelo el futuro inmediato.
Ni siquiera la conducción de Oswaldo Guillén, el manager que acabó con casi un siglo de derrotas en Chicago, ha servido para acercar a los escualos a una final.
Guillen ha terminado fuera de los playoffs en las últimas dos justas. No era el final feliz soñado hace tres años, cuando se dio su contratación.
Hace apenas 12 meses todo lucía diferente. Los litoralenses habían quedado fuera de la postemporada, pero su directiva había iniciado una nueva etapa, con la remoción de la antigua gerencia deportiva y la contratación del experimentado Luis Blasini como gerente general.
A un año de aquel buen augurio, el balance de nuevo es negativo. La escuadra que llegó a ser orgullo de su fanaticada está obligada, por sus resultados a empezar de nuevo, a empezar de cero.