Ricardo Ramírez Requena: “La poesía es una invitación rebelde y retadora a leer”

Ricardo Ramírez Requena, director de la Fundación La Poeteca, reflexiona sobre la contribución cultural del Concurso Nacional de Poesía Joven Rafael Cadenas en la nueva generación de poetas. “En las antologías del Cadenas, puedes hacer una lectura de los últimos 10 años de Venezuela”, aseguró. 
Por Carmen Victoria Inojosa 
Fotografía: Mairet Chourio

El Concurso Nacional de Poesía Joven Rafael Cadenas celebra 10 años siendo memoria y registro de una generación de al menos 300 jóvenes poetas venezolanos antologados. Ellos escriben en versos, dice Ricardo Ramírez Requena, director de la Fundación La Poeteca, “la conciencia e inquietudes del país”. “La voz de lo que muchos deben pensar y sentir”, sostiene.  

Banesco Banco Universal, Fundación La Poeteca, Team Poetero y Autores Venezolanos, desde 2016, pusieron en marcha un premio en homenaje al maestro Rafael Cadenas —Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y Premio Cervantes—y en que los protagonistas son los jóvenes. Desde entonces, la poesía resuena en un concurso atípico que promueve la creación poética, fomenta su lectura y es un canal de comunicación para la nueva generación de poetas. En esta década, han participado más de 2600 jóvenes. 

“En las antologías del Cadenas, puedes hacer una lectura de los últimos 10 años de Venezuela”, señala Ramírez Requena. Explica que la poesía invita al silencio en un momento en que la cotidianidad no permite detenerse. Y para comenzar, propone un fin de semana con un poema. Pero, ¿dónde están los poemas? En la Biblioteca Digital Banesco y la Biblioteca de la Fundación La Poeteca. Solo del Concurso Nacional de Poesía Joven Rafael Cadenas están disponibles nueve antologías para su descarga gratuita en Banesco.com

El Concurso Nacional de Poesía Joven cumple 10 años. ¿Qué han aprendido Banesco, Team Poetero, Autores Venezolanos y La Poeteca?

 Hemos aprendido que había una necesidad de ofrecer un espacio y acompañamiento especializado para los jóvenes alrededor de la poesía. Esto no era usual en Venezuela, no existía. Entonces ahí hay un elemento renovador y es que le estamos dando un primer libro, un ISBN. Han sido 10 años en donde, si bien no están todos los que son, estamos hablando de un grupo de más de 300 poetas antologados entre 18 y 30 años de edad. De esos, seguro saldrán muchos de los más destacados en las décadas por venir. Ya es una tarea que les corresponderá a ellos. Pero nosotros hicimos, y seguimos haciendo, nuestra labor. 

De alguna manera este concurso marca un impulso para el inicio de un joven en la poesía, como su padrino. 

La idea es una suerte de padrinazgo. Es un programa completo que en tu poema es publicado en una antología y, si ganas, eres premiado: vamos a las ferias de libro, puedes hablar sobre el concurso, leer tus poemas en público, tener contacto con otros poetas de otra generación y establecer comunicación con poetas latinoamericanos destacados. Podemos estar hablando de un año en que de manera continua se está en un proceso formativo.

Son 10 años en que podríamos hablar de la revisión de la memoria del país a través de la poesía. ¿De qué están hablando los jóvenes? 

Durante mucho tiempo el tema político tuvo un lugar importante en las primeras ediciones. Luego empezó a tener una prioridad la migración, tanto el que se fue como el que se quedó;  rastrear las ausencias. También lo que tuvo que ver con la pandemia y la experiencia con la soledad. Y, por supuesto, los grandes temas: el amor, la muerte… Pero yo siento que hay una conciencia del país, de sus inquietudes. Puedo decir con plena seguridad que en la mayoría de los poemas, se puede hacer una lectura de los últimos 10 años de Venezuela. Te encuentras con aquellos que le dieron voz a lo que muchos deben pensar y sentir. 

“Los poemas importan”, escribió el jurado del Concurso Cadenas en 2024. Pregunto:  ¿Por qué debería importarle al país la poesía?

No solo es la conciencia del lenguaje. Yo veo dos cosas. La primera es que la poesía se convierte en una voz para que el lector se exprese a través de las palabras de otro. Lo segundo; siento que la poesía en Venezuela como ocurrió en países como Polonia, Estados Unidos, entre otros se termina convirtiendo en la conciencia del país. La conciencia del país habla y la poesía celebra, pero la poesía también le da voz y lugar a lo incómodo. Y eso incómodo tiene la oportunidad de manifestarse. Al ser enunciado da una experiencia que no te da respuestas, pero que no deja de ser una experiencia iluminadora.

¿Crees que en actualidad se está leyendo más o menos poesía en Venezuela ? 

Yo no me atrevería a decir si estamos leyendo más o menos. Yo creo que estamos leyendo peor. Probablemente la forma en la que estamos emprendiendo la experiencia de leer no es la más satisfactoria: es incompleta, son retazos, extractos. Nuestra experiencia de la lectura creo que está empezando a ser un poco más limitada dentro del país. Y ahí la poesía es una invitación rebelde y retadora. “Soy un poema de cinco versos, te invito a que dediques un fin de semana solo conmigo”. Ahí hay una experiencia retadora. 

En las redes sociales estamos expuestos a la sobreinformación, a contenidos que parecieran resolver temas en 30 segundos. En medio de este contexto, ¿cómo es posible encontrar la poesía allí o que nos encuentre?

Yo creo que internet, las redes sociales, la inteligencia artificial, todo eso es un milagro y es una maravilla que tenemos que agradecer. Y como todo en exceso es malo. No podemos absorber toda la información que nos dan. A través de las redes, blogs literarios, revistas digitales, publicaciones online, uno puede tener acceso a cosas que no tienes alrededor (…) Hoy tenemos acceso como nunca a la mayor cantidad de contenido y dentro de los contenidos hay también poesía. Lo que uno tiene que aprender es a escoger qué es lo que quieres leer, cuáles son los contenidos que quieres frecuentar y cuáles no.

La poesía requiere tiempo, leerla en voz alta, reflexionar. Pero en ocasiones vivimos distraídos y los versos nos pasan de largo.  ¿Cómo encontrar ese espacio para la poesía? Y lo conecto con lo que dices sobre “la conciencia del país”. 

La poesía suele ir a contracorriente de muchas cosas del mundo contemporáneo. Es como tener plantas en casa. El proceso de crecimiento de las mismas requiere un cuidado, una atención, una constancia, un mantenimiento, es una forma de amor para que ellas se mantengan. Lo mismo sucede con la poesía. ¡Tú tienes que detenerte! Un poema puede demandar un día entero de leerlo, pensarlo, meditarlo, reflexionarlo. Uno no tiene que leer la poesía o la exploración de la poesía como si tuviéramos que hartarnos de poemas. El hecho de que hayas leído más poetas o más poemas en tu vida no hace que lo hayas podido comprender. La poesía requiere atención, eso lo hace retador. En esa invitación a la contemplación, al silencio, uno puede encontrar cosas profundas y que van a redundar en una vida más abierta y atenta a lo real, a lo que Rafael Cadenas llama “el misterio”. Y lo que el “puki puki” y la velocidad del mundo contemporáneo, no permite.

Después del maestro Cadenas, ¿quiénes son los poetas que vienen detrás y a quiénes tenemos que ir poniéndole el ojo como poetas referentes en el país?

—Bueno, dentro de los poetas vivos está, por supuesto, Yolanda Panting e Igor Barreto. Hay que prestarle atención a una generación que empieza a escribir hacia los años 90. Y es importante mencionar a Santos López.

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