A medida que aumentan las temperaturas globales, las olas de calor representan una seria amenaza, incluso llegando a ser mortales. En las ciudades, el problema se ve agravado, ya que el concreto y el asfalto absorben el calor del sol, lo que se conoce como “efecto isla de calor”, aumentando la temperatura y haciendo de nuestra vida diaria un suplicio.
Por Yuly Castro
Medellín, la segunda ciudad más grande de Colombia -después de Bogotá-, logró bajar en 3 °C su temperatura promedio, y se espera que antes de 2030 se pueda reducir hasta 5 °C. Y ello utilizando el más antiguo, barato y subestimado de los métodos: plantando árboles.
Con una topografía que recuerda a Caracas, Medellín, al igual que su homóloga venezolana, es conocida por su clima gentil y templado. Sin embargo, su ubicación geográfica -en medio del Valle de Aburrá – y el crecimiento del transporte privado, provocan altos niveles de contaminación, que triplican los límites considerados como seguros por la OMS.
Debido a las crecientes preocupaciones por la mala calidad del aire, la presión ciudadana y el aumento del calor, en 2016 la Alcaldía de la ciudad inició el programa de ecologización urbana conocido como “Corredores Verdes”.
Las autoridades de Medellín crearon un entramado de más de 30 corredores verdes, conectando carreteras, jardines verticales, arroyos, parques y colinas, con el objetivo de crear una ciudad más hermosa, reducir la temperatura media, la contaminación del aire, y aumentar la biodiversidad. El enfriamiento se crea mediante más sombra, recortes del calor irradiado por superficies sólidas como asfalto y agua que se evapora de las plantas.
Inicialmente, el proyecto sembró unas 120.000 plantas y 12.500 árboles en carreteras y parques, luego sumó otros 2,5 millones de plantas y 880.000 árboles, con una inversión inicial de US$16,3 millones, según el gobierno local.
La selección de especies se realizó con ayuda del Jardín Botánico de Medellín. Se seleccionaron árboles para proporcionar alimento a la vida silvestre y crear una red de vegetación que las aves, los mamíferos y los insectos puedan utilizar para viajar por la ciudad.
Hoy es posible ver florecer grandes árboles frutales, arbustos y flores en algunas de sus transitadas avenidas, e incluso se han detectado especies de aves, lagartos, ranas y murciélagos que no se habían visto en la ciudad durante años, según funcionarios locales.
Pero, además, el programa ha creado nuevas fuentes de empleo. Desde que comenzó, los jardines botánicos han capacitado a 75 nuevos jardineros, usualmente personas desplazadas por el conflicto armado o de comunidades rurales más pobres.
A través de una vegetación hermosa y funcional, la ciudad se está adaptando al cambio climático y brindando a sus habitantes una mejor calidad de vida. “El programa surgió de la necesidad de conectar a las personas con la naturaleza, recuperando espacios que estaban ocupados por el hormigón”, expresó Sergio Orozco, quien era el Secretario de Medio Ambiente de la Alcaldía de Medellín cuando inició el proyecto.
Es tal el impacto de los “Corredores Verdes”, que Medellín fue galardonada en los premios Ashden 2019, que reconocen las iniciativas más destacadas del mundo para reducir el calentamiento global, en la categoría “enfriamiento basado en la naturaleza”.
Estos logros han hecho que el proyecto sea famoso en todo el mundo y otras ciudades colombianas como Bogotá y Barranquilla estén adoptando planes similares.
Fotografías: Alcaldía de Medellín
Fuentes:
https://cnnespanol.cnn.com/2023/02/13/ciudades-calor-extremo-medidas-trax/
https://www.bbc.com/mundo/articles/cp3d1v0rryro
https://especiales.semana.com/regionales/medellin/corredores-y-muros-verdes.html
