Las fotos de cultivos que se marchitan en los campos por falta de lluvias o de casas destruidas por una tormenta solo permiten entrever el daño que el cambio climático puede provocar a los pobres en el mundo.
Si se profundiza un poco más, la interacción entre la pobreza y el cambio climático se vuelve más compleja.
El pastor que pierde una o dos vacas por la hambruna en medio de una sequía puede creer que su única opción es vender el ganado a precios muy bajos —los únicos precios que puede conseguir— para alimentar a su familia. Es posible que su familia sobreviva a la crisis, pero habrá perdido los activos económicos productivos de los que dependía; activos que permitían enviar a los niños a la escuela y ayudar a su familia a salir de la pobreza. Los niños pierden la oportunidad de recibir educación, el pastor pierde una base económica en la cual sustentarse, y es menos probable que tome riesgos que podrían ayudarlo a aumentar sus ingresos. Escapar de la trampa de la pobreza se hace más difícil.
Los Gobiernos pueden ayudar a las familias pobres a superar las crisis climáticas, a conservar sus activos intactos y a aumentar su capacidad de adaptación a largo plazo al tiempo que trabajan para atenuar los factores que impulsan el cambio climático. Poner fin a la pobreza exige tomar medidas de manera rápida tanto en materia de pobreza como de cambio climático.
Los expertos en pobreza y cambio climático del Grupo Banco Mundial se reunirán este año con investigadores de todo el mundo para ayudar a formular orientaciones y recomendaciones de políticas que puedan ser útiles en este campo.
“El cambio climático representa una amenaza directa e inmediata para la mitigación de la pobreza. Es importante que reunamos a las comunidades de expertos en los temas del clima y la pobreza para diseñar intervenciones que sean efectivas en ambas áreas”, dijo Marianne Fay, economista jefa de Cambio Climático del Grupo Banco Mundial.
Las siguientes cuatro temáticas abren el diálogo en torno a la relación entre la pobreza y el cambio climático:
1) El cambio climático es un obstáculo para poner fin a la pobreza extrema.
Tanto las personas que son pobres como las que están apenas por encima de la línea de pobreza son las más vulnerables a los efectos del cambio climático. Tienen menos recursos para adaptarse o recuperarse rápidamente de las crisis y, a menudo, residen en áreas que corren mayor peligro porque estas suelen ser las más asequibles, tales como viviendas ubicadas a lo largo de arroyos que se inundan o en laderas propensas a deslizamientos de tierra, o tierras agrícolas con acceso limitado al agua.
El daño causado por los eventos climáticos extremos a sus casas y negocios puede impedir que los pobres salgan de la pobreza, y es con frecuencia el factor que hace caer a los más vulnerables en la pobreza. Un estudio (i) durante 25 años de los hogares de Andhra Pradesh en India concluyó que el 14 % de los hogares pudo salir de la pobreza, mientras que el 12 % se empobreció; de los que cayeron en la pobreza, el 44 % mencionó como una causa los fenómenos meteorológicos.
2) Las políticas relativas al cambio climático benefician a los pobres en el largo plazo y pueden hacerlo también en el corto plazo si van acompañadas de políticas sociales adecuadas.
Las políticas sobre el clima diseñadas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero pueden aumentar el costo de la energía, pero también pueden generar ingresos públicos o liberar parte de estos recursos para ayudar a los pobres de maneras más específicas.
La fijación del precio del carbono, (i) por ejemplo, puede generar ingresos provenientes de las empresas que contaminan, los cuales pueden ser usados para ayudar a los pobres a compensar un eventual aumento de los precios de los combustibles o de la energía. Cuando la provincia canadiense de Columbia Británica creó su impuesto sobre el carbono, usó los ingresos para reducir los tributos sobre la renta personal y empresarial y crear un crédito fiscal sobre acción climática para personas de bajos ingresos, (i) un mecanismo que permite proporcionar pagos trimestrales a los pobres.
La eliminación gradual de los subsidios a los combustibles fósiles también puede ayudar a bajar las emisiones y liberar recursos públicos para destinarlos a ayuda más específica para los pobres. En 2013, el mundo gastó casi US$550 000 millones en subsidios directos para el consumo de combustibles fósiles, y los mayores beneficiados fueron los grupos de ingresos más altos, que son los mayores consumidores de combustibles.
Varios países (i) están trabajando ahora en la reforma de estos subsidios. Cuando Indonesia comenzó la eliminación gradual de los subsidios a los combustibles fósiles y aumentó los precios del gas en un 44 %, también introdujo programas para mitigar el efecto de los precios más elevados de la energía a través de subsidios para el arroz, atención médica gratuita, ayuda en efectivo para estudiantes pobres y transferencias condicionadas de efectivo durante un año orientadas a hogares pobres con mujeres embarazadas o niños en edad escolar.
3) La creación de redes de protección social fuertes y flexibles puede ayudar a los pobres antes de que caigan en la pobreza.
Un mensaje claro que deja la investigación sobre la relación entre el cambio climático y la pobreza es que reducir el impacto del cambio climático en la pobreza exige fortalecer el sistema de protección social para que los programas sean ampliables y se focalicen en las personas que los necesitan.
Un sistema de protección social es eficaz cuando es lo suficientemente flexible y puede ser ampliado rápidamente en tiempos de crisis. Un estudio (i) realizado en África oriental observó que el costo de una sequía para las familias aumenta de US$0 a US$50 por hogar si el apoyo demora cuatro meses en llegar después de la cosecha y US$1300 si la ayuda se tarda seis meses o más, debido a los impactos en los niños y las ventas forzadas de ganado y otros bienes.
Más allá de la asistencia de emergencia, los sistemas de protección social eficaces ayudan a los pobres a tener mayor acceso a servicios básicos, atención de salud y servicios financieros, como préstamos para ayudar a reconstruir o crear empresas.
4) Existe una oportunidad para reducir la pobreza ahora.
Ya se están observando los efectos del cambio climático en el derretimiento de los glaciares y los fenómenos meteorológicos extremos. Los científicos advierten que la Tierra sufrirá un calentamiento de unos 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales aunque se adopten medidas, y de unos 4 °C para fines de este siglo si no se actúa, con el riesgo de ver peligrosas consecuencias.
A medida que los impactos del cambio climático se agravan, será más difícil eliminar la pobreza. Eso deja poco margen para acabar con la pobreza extrema y crear las redes de protección social que puedan mantener a raya a la pobreza mientras los países también se esfuerzan por llegar a una meta de cero emisiones netas de gases de efecto invernadero. El trabajo que se realiza en este momento, con el objetivo de poner fin a la pobreza extrema para 2030, puede ayudar a los Gobiernos a estar a la vanguardia de la lucha contra el cambio climático colaborando asimismo con el mejoramiento de la calidad de vida y las oportunidades futuras de las personas menos favorecidas en sus países.