Por Ignacio Serrano (@IgnacioSerrano)
Tomás Pérez es un hombre sincero. Sin falsas poses. No las tiene, a sus casi 41 años de edad y después de 24 temporadas en el beisbol profesional.
Una tarde, durante la última final que ha disputado hasta ahora, aquella que Lara perdió ante Magallanes, en 2013, nos dijo que le agradecía a Dios la enorme bendición de su talento, pues todo lo que hizo, lo consiguió sin someterse a horas extras de gimnasios y entrenamientos. “Siempre fui flojo”, soltó con abrumadora franqueza.
Con esa misma honradez, hace cinco años, nos miró a la cara con extrañeza y nos respondió una pregunta que acabábamos de hacerle entonces: “¿Pensar yo en los 1.000 hits? Si todavía me faltan 200. Ya estoy viejo. No me va a alcanzar el tiempo. Tendría que jugar cinco o seis campañas más”.
Pues bien, las jugó. Y cerró la segunda semana de acción de este campeonato con 999 imparables en su cuenta, gracias a un tórrido inicio con los Caribes, la parada final de su largo recorrido y uno de los clubes de su juventud.
Apenas seis leyendas llegaron al millar de inatrapables en la LVBP, antes que este barquisimetano que con 18 años de edad ya era shortstop titular de los Petroleros de Cabimas, en 1992.
Camaleón García fue el primero. Es poético el hecho de que en el torneo donde se entrega una copa con su nombre haya aparecido un nuevo miembro del club que fundó.
Luego llegaron Teolindo Acosta, César Tovar y Víctor Davalillo, tres mitos. Vitico, por supuesto, siguió de largo y creó un club para él solo, el de los 1.500 indiscutibles.
(Ángel Bravo reclama para sí un lugar en la cofradía. Es muy posible que la merezca, aunque es menester hacer ciertos malabarismos. Dio 911 en la liga central y el resto, asegura, los conectó en la desaparecida liga occidental. Aunque la Enciclopedia del Beisbol en Venezuela no lo refrenda, la empresa recopiladora Quality Sports cuenta 174 cohetes en suelo zuliano para el inmortal de Santa Rita, lo que le alcanza para el millar.)
Desde mediados de los años 70 parecía imposible que alguien más llegara a los 1.000. Es, de hecho, una cifra tan difícil de conseguir, que en otros circuitos resulta impensable. En República Dominicana, por ejemplo, nadie la ha logrado.
En Venezuela sí. Y ya eran seis, porque los compadres Luis Sojo y Robert Pérez nunca dejaron de jugar con sus Cardenales, acumulando los batazos que les permitieron la hazaña.
Este Pérez de ahora es casi un último mohicano, una especie en extinción, un héroe descontinuado. En septiembre anunció su retiro, sin importar lo que pasara en este último intento por jugar pelota profesionalmente. Y resulta que su adiós le encontrará entre los más grandes bateadores de nuestro beisbol.
Imagen original: http://www.caribes.net/images/stories/noticias/prensa_191014_520x347.jpg
excelente pelotero…..!!!!!!!!!!!!! pienso q todavia le queda un camino largo x recorrer…. claro q va a alcanzar su gran meta… sus 1.000 HITS ….. y mas…… !!!!!!!!!! SUERTE !!!!!!