Por Lorena González Inneco
(Carlos Germán Rojas es el curador del mes de junio del Concurso de Fotografía Móvil #Retratos de Venezuela de @banescobancouniversal en Instagram)
¿Una imagen como todas o todas las imágenes como una sola?… Esta fue la pregunta que se hizo el conceptualista Claudio Perna en la década de los setenta al ver el trabajo que el fotógrafo Carlos Germán Rojas llevaba adelante con el barrio La Ceibita ubicado en El Valle. En este lugar el artista nació y creció; dentro de ese contexto y fuera de él se ha encargado de fotografiar las rutas humanas de su gente durante más de treinta años. Un gran álbum familiar que se sigue nutriendo de esa especial narración sobre su propia historia con los otros que representa para Rojas una cámara fotográfica.
LG.-Has tenido un recorrido muy importante con el tema del retrato familiar, en especial con La Ceibita, una serie que ha resultado ganadora de muchos reconocimientos…¿cómo empezó ese trayecto?
CGR.-La verdad todo se inició en mi niñez, cuando mi madre nos tomaba fotos a mis hermanos y a mí con una cámara instantánea. Esos retratos me sorprendieron y me atraparon. Luego todo se fue ampliando en mi juventud, y comencé a tomarle fotos a mis amigos del barrio que son mi segunda familia. Eso se convirtió en un ejercicio constante desde mediados de los años setenta por dos razones, primero por una cámara Instamatic que tuve. Cuando salíamos fuera del barrio en excursiones y paseos yo era el encargado de hacer las fotos. Posteriormente un primo me regaló una cámara 35 mm. Allí es cuando despliego el plan de fotografiar a toda la gente que estaba alrededor mío: mis amigos, mi familia, la familia de mis amigos; nos integrábamos en las fiestas, en los encuentros y siempre yo hacía las fotos. Incluso ellos me contrataban para el registro de sus matrimonios, de los bautizos de los chamos, de los cumpleaños… así nació el proyecto La Ceibita.
LG.- La Ceibita representa un punto importante sobre la dignidad humana dentro del contexto, en especial al rebatir la mirada despectiva sobre la cultura del margen. ¿Podrías hablarme un poco sobre eso?
CGR.- Para mí la esencia de la vida y del ser humano se volvió tangible a través de los retratos que fui haciendo de esos distintos personajes que conformaban mi familia o también a través de los momentos vividos y capturados con la cámara de esos amigos de toda la vida que crecieron conmigo en La Ceibita. En ese pequeño contexto geográfico aunque estábamos al margen de lo visible por el resto de la ciudad, se desarrolló mi historia como persona y como fotógrafo, lo que también iba en paralelo con una gran cantidad de historias increíbles e interesantes que componían la vida de cada uno de sus habitantes. Era hablar del contexto pero también de lo humano que crecía allí, sorteando los estereotipos generalizados sobre el barrio y su gente.
LG.- Estás a punto de imprimir un segundo libro con los mismos personajes de ese barrio que retratataste durante muchos años. ¿Cómo ha sido esa experiencia?
CGR.-Aunque siempre he estado en contacto con mi gente, regresar y tomar las fotos treinta años después fue un proceso hermoso pero impactante. Físicamente hay muchas diferencias en las personas y en la geografía: traslados, modificaciones, mudanzas, desapariciones… pero la esencia del barrio y de su gente sigue siendo la misma.
LG.-Además de La Ceibita, ¿has hecho otros retratos familiares? ¿Tienes algún conjunto que hable sobre este tema?
CGR.-Si, claro. Por ejemplo tengo la serie “Y nació Camilo” del año 1987, donde logré capturar la mejor escena familiar posible que puede tener ante sí un fotógrafo: el parto, la llegada al mundo de un niño. Allí los personajes involucrados compartieron un momento íntimo, especial y muy familiar conmigo como amigo. Como fotógrafo fue todo un reto, traté de profundizar en atrapar las emociones de un momento tan intenso como ese, olvidando lo formal y explorando más allá de la técnica fotográfica. Del mismo modo desarrollé un trabajo especial en el marco de Las Veladas de Santa Lucía que tuvieron lugar entre los años 2007 y 2013. Allí logré realizar la serie “Retrato en Familia”, donde con el mismo criterio tomé fotografías de cada familia de Santa Lucía en su entorno y ambiente dentro de la calle 2D (Calle del Arte), lugar donde se dio ese gran encuentro entre artistas contemporáneos y la comunidad de esa tradicional parroquia de Maracaibo.
5.-¿Podrías darle algunas recomendaciones a los fotógrafos y usuarios del Instagram para la realización del retrato familiar? ¿Qué crees es lo más importante a la hora de hacer una imagen que vaya con este género?
Definitivamente lo más importante es relacionarse e involucrarse con el sentir de cada familia para captar la esencia de los personajes. Obviamente nunca hay que olvidarse del encuadre, de la iluminación, del movimiento de las personas y finalmente de disparar varias veces para así poder seleccionar la mejor foto al momento de editarlas.