Curador del mes de diciembre en #Retratos de Venezuela @banescobancouniversal
Tema del mes: el retrato de personalidades
Por: Lorena González Inneco
Conversar con Oscar Lucien sobre la imagen en la actualidad es un verdadero rato de aprendizaje y sosiego. Lucien es Doctor en Ciencias de la Comunicación y de la Información y ha llevado adelante un importante trabajo de gerencia como Presidente de la Cinemateca Nacional y Director del Instituto de Investigaciones de la Comunicación en la UCV. Su actividad creativa se ha dado mayormente como cineasta; sin embargo, la fotografía siempre le acompaña, impulsando ahora nuevos caminos desde su Instagram, movedizo lugar de la imagen en donde no solo retrata personalidades, sino también los caminos de una luz que va transitando hacia la construcción modular de esa increíble personalidad del paisaje que es nuestro Ávila, uno de los más excelsos personajes de la ciudad de Caracas.
LGI.-¿Oscar, qué es para ti la fotografía? Me gustaría que me amplíes cuáles fueron tus inicios y tu desarrollo como fotógrafo siendo tu centro natural de desarrollo el cine. ¿Cuál es la mezcla o la particularidad de estos dos movimientos visuales para ti?
OL.-Con frecuencia debo responder a la interrogante de cómo ha sido “ese tránsito del cine a la fotografía”. A decir verdad, para mí no se trata de un tránsito: son dos formas de expresión visual, ciertamente vecinas, que en mi caso tienen como punto de unión la convicción de que la fotografía no es como suele creerse un registro mecánico de lo real, sino una construcción intelectual. Asimismo, con la fotografía también me interesa decir algo. De manera que no hay propiamente un tránsito sino una disposición hacia lo que podría entenderse como una fotografía preparada, a una puesta en escena, incluso cuando se trata de un “registro” tradicionalmente conocido como documental. Soy amante del paisaje y disfruto de una mirada diaria de la montaña El Ávila con el teléfono móvil, ubicándome casi siempre en el mismo sitio, que comparto en la plataforma de Instagram. Casi a diario es una fotografía de la misma montaña que varía según el tiempo pero también de la posición física que adopto: me agacho, en cuclillas, me siento, hago zoom, panorámica, encuadre cuadrado… Por eso hablo de una construcción intelectual de la realidad y desde esta perspectiva asumo esta modalidad de expresión artística que es la fotografía.
LGI.- Desde hace un tiempo para acá has ampliando tu trabajo fotográfico en un camino de múltiples registros que como me comentas haces especialmente en el Instagram. ¿Me podrías hablar de esos recorridos? ¿Cuál es tu posición como comunicador visual frente al Instagram como movimiento de la imagen en la contemporaneidad?
OL.-Mi acercamiento a la fotografía móvil es un tanto paradójico. Te digo por ejemplo que nunca me he hecho o tomado un selfie. Tampoco, y mucho menos en una ciudad como Caracas, ando por allí como un gatillo alegre. Hacer una fotografía me cuesta bastante. Pero ciertamente el descubrimiento de Instagram me ha permitido un acercamiento reposado del acto fotográfico. Desde esta plataforma evito hacer reportería sino que trato que prevalezca un mínimo intento de comunicar con criterio estético. Por eso en Instagram no sólo coloco fotografía hechas con el teléfono, sino también producidas en otros formatos.
Amante del paisaje, desde hace un tiempo he tratado de elaborar una visión a través de una serie que llamó Ávila, nuestro tótem cotidiano. Como referí antes consiste en una fotografía casi a diario de ese hermoso patrimonio visual de los caraqueños y de los venezolanos. Me interesa también el desnudo pero, en efecto, Instagram se ha mostrado una plataforma muy pacata al respecto. Hice una fotografía, modesto y personal homenaje a la célebre y polémica obra de Courbet “L’origine du monde” y fue rechazada por Instagram. Una verdadera estupidez visto la cantidad de traseros selfíticos que si autoriza. Aclaro que en mi criterio Instagram no es propiamente un formato Twitter. En este sentido trato de discriminar perfectamente que es lo que fotografío, “registro” para compartir en Twitter que es muy diferente a lo que hago en Instagram donde coloco muchas fotografías tomadas con el celular, pero también suelo poner material producido en otro formato tanto digital como analógico.
LGI.-También has trabajado el retrato. ¿Cuáles son los puntos más importantes a la hora de retratar a alguien? Hay una serie muy hermosa de personalidades de la cinematografía. ¿Me podrías hablar sobre esa experiencia?
OL.-Comparto plenamente el convencimiento de Arnold Newman de que “cualquier intento fotográfico para mostrar la persona plena es una tontería. Sólo podemos mostrar, lo mejor que podamos, lo que la persona revela exteriormente. La persona interior rara vez se revela”. En ese sentido, para mí hacer un retrato es una mirada circunstancial de una persona a quien busco ubicar en un contexto determinado, más bien personal o íntimo e iluminarlo con una intencionalidad.
Me interesa que la persona este cómoda. Me ubicaría en una tradición del retrato que no solamente se concentra en la fisonomía o rasgos físicos exteriores del retratado sino que lo piensa como parte de una escena más amplia, privada, personal.
He estado haciendo una serie con artistas, intelectuales, concentrándome en retratos de cineastas venezolanos. Una recopilación ya fue expuesta, e incluso tengo una publicación titulada “Venticuatro cuadros por segundo/Retratos de cineastas.”
LGI.-¿Y has desarrollado otros grupos o cuerpos de trabajo?
OL.-Desde el punto de vista temático, además del retrato, tengo dos ámbitos de interés: el desnudo y el paisaje. En este momento estoy elaborando un proyecto sobre la ciudad de Caracas relacionado con el río Guaire, un emblema importante de la ciudad, polémico, contradictorio.
Recientemente he estado concentrado en un proyecto más ligado a la fotografía analógica y en particular a la fotografía estenopeica. Esta es una modalidad de fotografía que se hace sin lente, sin óptica, solamente valiéndose de un pequeño orificio (hecho con una aguja) sobre un material particular. Es una relación muy cercana con el hecho fotográfico; la real sensación de que en efecto estás construyendo una imagen con la luz. Además está la parte más manual pues se trata de cámaras de fabricación casera.
Es una forma muy especial de construir una fotografía, otra dimensión de la fotografía distinta a la perspectiva albertiana y otra sensación del tiempo. Te olvidas del clic de las cámaras convencionales. Para dar una idea si la apertura o diafragmas más cerrado de una cámara es f22 con las cámaras estenopeica puedes trabajar con diafragmas superiores a f280. También me interesa la lomografía y los procesos alternos de copiado. Pero yo soy un amateur en el sentido estricto de la palabra.
LGI.-Imagino que la fotografía de personalidades requiere una atención particular con el retratado. ¿Cómo manejas esta dinámica? ¿Podrías darnos algunas consideraciones sobre lo que crees es lo más importante a la hora de retratar, sobre todo con la telefonía móvil?
Siguiendo el pensamiento de Newman diría que vale considerar tres aspectos: el temperamento de la persona, el espacio donde lo ubico y la luz que lo va a iluminar. Sobre las dos últimas puedes tener control. La primera siempre va a hacer más aleatoria y va a depender de la empatía que se logra al momento de hacer el retrato. Aunque todo va a estar más impactado por la urgencia de la situación, asumiendo que se trata de una situación no convenida previamente. Yo siempre prefiero hacer un retrato sin tensión por parte del entrevistado. Hay que lograr establecer cordialmente un “trato” para que surja el retrato.
Con la telefonía móvil he estado más orientado al tema del paisaje y a la posibilidad de crear una situación estética a partir de un insumo de la realidad. No soy muy proclive al formato selfie, a andar cazando celebridades o a documentar la realidad salvo que sea una información para Twitter. Me disculpas el aparente juego de palabras pero para mí el retrato pasa por un “trato”. Y en este sentido antes de la captura de una imagen siento que debemos reclamar o en todo caso esperar mayor exigencia en Instagram.