Habla, escribe, canta… tenemos más de cinco setidos
José Pulido
En el pasado reciente se creía que sólo teníamos cinco sentidos: vista, oído, olfato, tacto y gusto, pero en la actualidad se sabe que el ser humano posee más sentidos. Se habla de la intuición, de la sensibilidad. Sabemos que hace calor y que hace frío porque tenemos un sentido térmico y otro que nos ayuda a permanecer en equilibrio.
Sin embargo no se menciona un sentido que indudablemente transformó la vida humana: el lenguaje. Ese es en realidad uno de los sentidos más trascendentes del ser humano, porque unido a los demás ha hecho posible lo imposible.
Sin los ojos no ves lo que existe; sin los oídos no escuchas lo que suena; sin el tacto no puedes tocar la materia; sin el sentido del gusto no puedes probarla y sin el olfato no puedes olerla. Pero sin el lenguaje jamás podrías describir lo que te dicen los demás sentidos.
Tienes una idea y la das a conocer a través de palabras. Conviertes la idea en algo que se puede manejar y usar cuando le das una forma definida.
Con el lenguaje se establece la comunicación. Sin comunicación nada funcionaría. Pero el lenguaje es más que comunicación.
Sin el lenguaje, el ser humano no se habría diferenciado de los demás animales. Eso es lo que ha hecho posible el avance de la civilización, los grandes inventos, el milagro de la cultura que sostiene y fortalece la memoria humana. Sin el lenguaje no habría existido la magia que luego se convirtió en realidad.
Se puede usar como ejemplo el libro de muchos autores titulado Las mil y una noches. Allí hay cuentos maravillosos y extraños que hablan del ser humano volando en alfombras; del ser humano viendo lo que ocurre en otras latitudes en una bola de cristal; del ser humano hablando con otro que está en un país lejano y usando para eso el sueño. Podríamos estar aludiendo al avión, al televisor, al teléfono, a la computadora.
Todo lo que los pueblos han vivido está grabado en el lenguaje.
Las civilizaciones desaparecidas, los idiomas que han muerto, la sabiduría y la barbarie, la historia humana toda con sus brillos y sus oscuridades.
José Martí decía: “La lengua no es el caballo del pensamiento, sino su jinete”. En la lengua hay algo anterior y superior al pensamiento mismo.
Como escribió Steiner: “Poseedor del habla, poseído por ésta, cuando la palabra eligió la tosquedad y flaqueza de la condición humana como morada de su propia vida imperiosa, la persona humana se liberó del gran silencio de la materia. O, para emplear la imagen de Ibsen, “golpeado por el martillo, el mineral insensato se ha puesto a cantar”