Por: Sarai Coscojuela | @ecoaliados21
La ONG ambiental Provita nos trae muy buenas noticias y es que registraron que 140 pichones de cotorra cabeciamarilla o margariteña, alzaron vuelo luego de cumplirse el ciclo reproductivo en el bosque seco del municipio Península de Macanao, en el estado Nueva Esparta.
Este sería el tercer año consecutivo donde se registraron al menos 100 ejemplares que se sumaron a la población silvestre, tras el período de reproducción que inicia en marzo y culmina en julio. Actualmente esta ave se encuentra en peligro de extinción.
Provita informó que el último censo registró más de 1.600 cotorras, lo que significa que hay más del doble que hace tres décadas. José Manuel Briceño, subdirector de la ONG en Nueva Esparta, explicó que la cifra de 140 pichones se alcanzó gracias a la colaboración de las comunidades de la Península de Macanao, especialmente al esfuerzo de los Ecoguardianes, que resguardan, reparan y custodian los nidos de los pichones.
Así evitan que durante la temporada de reproducción sean robados por cazadores furtivos. Provita ha mantenido su Programa de Conservación de la Cotorra Margariteña, por 31 años, en el cual se han encargado del resguardo de las aves en su hábitat natural.
También han implementado actividades de educación junto a las comunidades de la Península de Macanao y la restauración del bosque seco. La población de las cotorras en estado silvestre aumentó 128% al pasar de 700 especies en 1989 a 1.600 aves en 2019.
Briceño agregó que pese a las circunstancias que hay en el país, por la pandemia de la COVID-19, se cumplió con el trabajo y se cuidaron todos los protocolos de bioseguridad.
Tomando en cuenta las medidas sanitarias y de distanciamiento físico, los Ecoguardianes establecieron un plan de trabajo que permitió abarcar un área importante del bosque seco, hábitat natural de la cotorra, con lo que se evitó el robo de pichones por parte de cazadores furtivos.
El programa, indicó Briceño, ha contado con el apoyo de financistas y aliados, entre los que se encuentran los propietarios de la arenera La Chica y Hato San Francisco, en cuyos terrenos se desarrolla el Programa de Conservación de la Cotorra Margariteña desde 1989.