Por: Javier González | @javiergon56 y Carlos Figueroa Ruiz | @CFigueroaRuiz27
Apenas dos años después de alcanzar la meta de dirigir en Grandes Ligas, Oswaldo Guillén se convirtió en el afortunado mánager que le dio a los Medias Blancas de Chicago su primer trofeo de Serie Mundial en 88 años.
El 27 de octubre de 2005, los ChiSox completan barrida en cuatro juegos sobre los Astros de Houston para coronarse en el Clásico de Octubre por primera vez desde 1917 y convertir a Guillén en el primer estratega hispanoamericano que gana la instancia más relevante del béisbol profesional universal.
Tras vivir tiempos difíciles en el último mes de temporada, debido a que una ventaja de 15 juegos y medio se redujo a juego y medio al final de la campaña regular, Guillén reservó sus mejores cualidades de estratega para la postemporada.
Con marca de 99-63, los Medias Blancas ganaron de punta a punta en la División Central de la Liga Americana. Luego pasaron la escoba en tres juegos de la Serie Divisional contra los Medias Rojas de Boston y avanzaron a definir el título de la Liga Americana ante los Angelinos de Anaheim. Sucumbieron en el primer encuentro, pero luego ganaron los cuatro siguientes, gracias a excelentes trabajos de los abridores Mark Buehrle, Jon Garland, el venezolano Freddy García y José Ariel Contreras.
Un triunfo para Venezuela
174 encuentros tuvieron que disputar los Medias Blancas en 2005 para que Guillén se anotara como el primer técnico latino que ganó una Serie Mundial y el tercero, después de los dominicanos Felipe Rojas Alou (Liga Nacional 1994) y Tony Peña (Liga Americana 2003), en ser distinguido como Mánager del Año.
Luego de disputar los 162 encuentros de campaña regular y superar las dos primeras fases de postemporada en ocho desafíos, Chicago necesitó cuatro compromisos más frente a Houston para coronar su gesta de 2005.
La Serie Mundial comenzó el 22 de octubre en el US Cellular Field de la ciudad de Chicago. Los Medias Blancas invitaron para ese día a miembros del equipo de 1959, el último representante que tuvieron en un clásico de otoño, entre ellos, el venezolano Luis Aparicio, quien hizo el lanzamiento inaugural, recibido por Guillén. La ocasión fue propicia para que ambos recordaran a Alfonso “Chico” Carrasquel, quien había fallecido el 26 de mayo de ese mismo año.
Buena labor de Contreras y el relevista Bobby Jenks, además de oportunos batazos de Jermaine Dye, Joe Crede y Scott Podsenik, permitieron al conjunto de Chicago imponerse 5-3 en el primer partido.
Cuadrangular de Podsenik con un out en el cierre del noveno, frente al relevista Brad Lidge, sentenció el segundo choque a favor de los Medias Blancas 7 carreras por 6, el 23 de octubre.
Tras un día de descanso la serie se trasladó al Minute Maid Park de Houston para el tercer encuentro. El 25 de octubre, los Medias Blancas quedaron a una victoria de celebrar tras imponerse 7-5 en catorce episodios del maratónico desafío que impuso récord de duración con cinco horas y 41 minutos y se decidió gracias a jonrón de Geoff Blum.
El derecho caraqueño Freddy García aceptó cuatro hits en siete actos, no le anotaron carrera, ponchó a siete y otorgó tres boletos, para guiar a los Medias Blancas vencer 1-0 en el cuarto y último encuentro para completar la barrida. La única carrera del juego se produjo en la parte alta del octavo.
“Este trofeo es para Venezuela, con todo respeto para la gente de Chicago, pero sé que en mi país en este momento están celebrando este triunfo como
locos”, dijo Guillén en sus primeras declaraciones al concluir el partido. “Voy a llevar el trofeo para mi país, ya solicité autorización al dueño de los
Medias Blancas. Estuve antes en la Serie Mundial como pelotero y como coach, pero esto no tiene comparación porque le dimos a Chicago y a Venezuela una gran satisfacción”.
El 4 de noviembre de 2005, Guillén cumplió su promesa: se presentó al parque de la UCV con el trofeo de campeón de la Serie Mundial en medio de una atronadora ovación del público que pleno tribunas y gradas del emblemático estadio caraqueño.