Sus sacrificios y padecimientos, así como su condición de esposa y madre ejemplar, constituyeron referente fundamental del modelo de virtud que se esperaba de las mujeres en la república.
Por Inés Quintero * | IG @inesquinterom
Luisa Cáceres de Arismendi es la heroína más conocida de la Independencia de Venezuela. Fue, además, la primera mujer cuyos restos mortales fueron inhumados y trasladados al Panteón Nacional en 1877, en reconocimiento a su compromiso con la causa patriota.
Nacida en Caracas en 1799, toda su familia se vio impactada por el desarrollo de la guerra. Su padre y un hermano murieron en la contienda. Junto con sus tías y su madre escaparon de Caracas en la penosa huida a oriente, en julio de 1814. Luisa y su madre lograron llegar a Margarita y quedaron bajo la protección de Juan Bautista Arismendi, jefe patriota del lugar. Poco tiempo después Luisa se casó con Arismendi. Al caer la isla bajo el control de los realistas, en 1815, fue sometida a prisión, para lograr la rendición de su marido. Allí dio a luz una niña que no sobrevivió. Fue enviada prisionera a las bóvedas de La Guaira y luego trasladada a Caracas, al Convento de la Inmaculada Concepción y, finalmente, embarcada en dirección a Cádiz en noviembre de 1816. En ese puerto fue colocada bajo la protección de una familia. Al exigírsele firmar un documento declarando su lealtad al rey y renegando de su esposo y su compromiso con el partido patriota, se negó ya que sus deberes de esposa se lo impedían, la obligación de su marido era defender la libertad de su patria.
Con ayuda de unos emigrados comprometidos con el proyecto republicano, logró huir a Filadelfia y de allí pasó a Venezuela, donde se reunió con Arismendi, de esta unión nacieron once hijos. Más nunca se involucró en política, falleció en Caracas en 1866. Sus sacrificios y padecimientos, así como su condición de esposa y madre ejemplar, constituyeron referente fundamental del modelo de virtud que se esperaba de las mujeres en la república.