Gracias a una gran labor de humanidad y de asistencia social en la parroquia a su cargo, el padre Castillo Toro creó en el espíritu de los aficionados a la pelota, un principio religioso que le llevó a nombrar Patrona del Beisbol Venezolano a Nuestra Señora de Coromoto.
Por Javier González
Cada 6 de enero desde 1945 se celebra en el templo de la Divina Pastora, en la ciudad de Caracas, la Misa del Deporte.
Desde el año 1944, cuando se realizó en el Stadium Cerveza Caracas de San Agustín la VII Serie Mundial de Baseball Amateur, el padre Francisco Castillo Toro, párroco de la iglesia cuya apertura se remonta a principios del siglo XVIII, lleno de santo celo y consecuente con un espíritu deportivo, fue quien convocó la primera cita religiosa relacionada con el deporte, en este caso animado por su afición a la popular disciplina de la pelota.
Gracias a una gran labor de humanidad y de asistencia social en la parroquia a su cargo, el padre Castillo Toro creó en el espíritu de los aficionados a la pelota, un principio religioso que le llevó a nombrar Patrona del Beisbol Venezolano a Nuestra Señora de Coromoto, con cuyo motivo aquel sábado 6 de enero de 1945 tuvo lugar una rumbosa fiesta en el templo de la Divina Pastora, con el beneplácito y la asistencia de gran número de feligreses, incluidos los integrantes de la selección nacional que se proclamó campeona en aquel evento.
Beisbol y Vida
En esa primera convocatoria al piadoso acto religioso, el padre Castillo Toro, de acuerdo con reseña publicada en el diario La Esfera, el 7 de enero de 1945, conforme al ritual, llevó la palabra sagrada e hizo una hermosa comparación del beisbol y la vida. Dijo: “El beisbol tiene su score como lo tiene la vida; en aquel se anotan las buenas y las malas jugadas, en éste las buenas y las malas acciones. Quien jugó mal tuvo un mal score y perdió; quien jugó bien, tuvo un buen score y ganó. Igual ocurre en la vida: las buenas y las malas acciones son anotadas en el score de cada cual. Cuando estamos a las puertas de la muerte, estamos en tres y dos, como lo está el bateador cuando el pitcher le ha dominado, y al final de la vida presentamos nuestro score en la eternidad. Los scores limpios indican que se ha ganado la gracia divina, y, como los limpios de corazón, bienaventurados, verán a Dios”.
La primera ceremonia religiosa consagrada al deporte también estuvo dedicada a la memoria de dos beisbolistas fallecidos en esa época: José Pérez Colmenares, integrante del equipo campeón de la Serie Mundial de 1941, quien murió en una tragedia de aviación en Barcelona, estado Anzoátegui, en julio de 1944, meses antes de la Serie Mundial, y Salvador Argüelles, pelotero pastoreño que había perdido la vida recientemente en un accidente automovilístico.
Con el tiempo, atletas, dirigentes y autoridades tanto religiosas como gubernamentales extendieron a otras disciplinas la devoción religiosa para celebrar cada 6 de enero la tradicional Misa del Deporte en la vieja Basílica del norte capitalino.
Son muchos los que confunden esta fecha con el Día del Deporte, que es el 22 de junio, día de creación del Instituto Nacional de Deportes (IND).