Por: Elías Pino Iturrieta | @eliaspino
En el período republicano, el primer gran establecimiento fundado por el sector público para la atención de los menesterosos fue la Casa Nacional de Beneficencia. Fue creada por decreto del presidente Antonio Guzmán Blanco, el 24 de junio de 1874, para la atención de los pobres de edad avanzada. Dispuso que funcionara en el convento de las monjas dominicas, recién extinguido por disposición anterior.
El instituto benéfico se mantendría, según el decreto, a través del producto de las casas y fincas que antes pertenecieron a los monasterios suprimidos por la política laica. También recibiría ayuda material del Concejo Municipal de Caracas y de las rentas que tenía una antigua Casa de Misericordia, cuyas funciones se anexaban a la de reciente creación. Los primeros directivos de la Casa Nacional de Beneficencia fueron: Dolores Vargas de Urdaneta, Isabel Smith de Engelke, el médico José de Jesús Lucena y el sacerdote Marcos Porras. La Casa Nacional de Beneficencia comenzó a funcionar en 1875, para “redimir a la ancianidad de la miseria”.