Por José Suárez Núnez

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Los expertos señalan que mientras más profundamente se perfora hay más petróleo y eso explica que cuando se nacionalizó el petróleo en 1976, no era tan vigorosa la producción venezolana en muchos campos petroleros del oriente del país. No se sabe, si las transnacionales no hacían perforaciones profundas, por no disponer de los equipos apropiados, o las autoridades no lo permitían, para que explotaran racionalmente los pozos.

Cuentan viejos perforadores que cuando los exploradores descubrían un pozo con gas en los años de 1925 a 1930 decían “deja eso vamos para otra locación”. El gas no era importante en esos años. Pero por una u otra razón, cuando los venezolanos asumieron el control absoluto del petróleo, comenzaron a perforar a mayores profundidades y como resultado, a principios de 1986, el presidente de Pdvsa de esa fecha, Juan Chacín Guzmán, fallecido hace dos semanas, anunció que habíamos descubierto una “nueva provincia petrolera”, así se decía entonces.

Se refirió al campo El Furrial en el estado Monagas, porque a los primeros pozos fue necesario reducir su bombeo ya que estaban produciendo más de 7.000 barriles diarios, cuando el promedio de producción de los pozos venezolanos era de 250 a 300 barriles diarios. Llegaron a perforarse 174 pozos en el campo El Furrial. Las cifras que recuerdo de principios del año 2000 era de unos 500.000 barriles diarios de ese sólo campo. En muchos otros campos del norte de Monagas, sucedieron acontecimientos similares.

Recordando que no todas las rocas tienen petróleo en su interior, ni en todos los sitios del planeta, lo que ya es clásico en las escuelas de petróleo, es que en la época del jurásico, cuando se presume desaparecieron los dinosaurios de la tierra, es donde hay más crudos livianos, o de mayores cantidades comerciales.

Hay muchos tipos de petróleo y su utilización no es solamente para que los autos, barcos o aviones se movilicen. Los bitúmenes y extrapesados podrían parecerse a una crema dental negra, y los más livianos preferidos por los refinadores, se usan para hacer  kerosene o gasolina, y van de los colores casi negro, al anaranjado, verde y marrón cuando se observa a contraluz.

Todo el mundo sabe, que además de gasolina, diésel, kerosene, jet-fuel (gasolina de aviones) hasta las grasas lubricantes, asfalto para las carreteras, gas licuado en bombonas que se utilizan en más del 90 de los hogares, son derivados del petróleo. Para medir la capacidad de aprovechamiento de la explotación del crudo hay unas cifras. Cincuenta por ciento va para el transporte terrestre, aéreo y marítimo, 27 por ciento va para calefacción, 11% para generar electricidad, 6% para fabricar grasas y lubricantes, 4% para elaborar plásticos, 2% para productos químicos y hay otros porcentajes inclusive para combinar con alimentos.

La industria química mundial, y se incluyen a laboratorios, mueve volúmenes impresionantes de dinero y sólo se utiliza una materia prima de 2 por ciento, principalmente en la cadena de los plásticos. El petróleo convertido en gasolina y otros combustibles, siempre estará vinculado a la industria automovilística.

Cuando sale el chorro de crudos después de perforado, vendrá acompañado por gas y agua, porque en el subsuelo conviven aunque con sus distancias. Pero ojo, esa agua es salada y no es potable. A veces trae azufre y metales no visibles, pero detectados en las refinerías.

Los productos derivados del petróleo con frecuencia son más importantes, más útiles o más usados por la sociedad, como las gasolinas, el asfalto para pavimentar las carreteras, o el diésel que prefieren los autobuses, barcos, ferrocarriles y plantas eléctricas.