Por Ignacio Serrano
@IGNACIOSERRANO
El beisbol puertorriqueño, convertido en la Cenicienta de la región tanto en las Grandes Ligas como en la Serie del Caribe, ha retomado con autoridad su antiguo papel protagónico en la producción de peloteros y en la disputa del Clásico de Febrero.
Los Criollos de Caguas hicieron historia este jueves, madrugada del viernes en Venezuela, al derrotar a las Águilas Cibaeñas en la final del torneo caribeño y convertirse apenas en el tercer equipo que consigue una reválida en la historia de la competencia.
Apenas los Tigres de Marianao, de Cuba, entre 1958 y 1959, y los propios aguiluchos, de República Dominicana, entre 1997 y 1998, habían conseguido coronas consecutivas como ahora el campeón de Borinquen.
Los elencos representantes de Puerto Rico igualan a sus pares de México con dos lauros desde que la cita cambió su formato en 2014, durante la última edición celebrada en Margarita. Son los grandes ganadores en el evento que reúne a cinco países.
Los cubanos tienen un cetro en ese lapso. Dominicanos y venezolanos no han podido celebrar.
La buena racha de los boricuas coincide con el auge de sus jugadores en las Mayores, con una generación encabezada por Francisco Lindor, Carlos Correa y Javier Báez, que en 2017 estuvo a punto de dar el gran golpe en la final del Clásico Mundial de Beisbol, que cedieron ante los favoritos de Estados Unidos.
No es mal balance para quienes debieron esperar 16 años antes de reconquistar la Serie del Caribe y que incluso vieron desaparecer su liga durante un año, hace ya tres lustros.