Dos cuadros del reconocido pintor venezolano Pedro Centeno Vallenilla, que forman parte de la Colección Banesco, se cuentan entre las obras que podrán apreciarse en la edición 2013 de la Feria Iberoamericana de Arte.
La FIA 2013 tendrá lugar del 27 de junio al 1 de julio en los espacios del Hotel Tamanaco, ubicado al final de la avenida Principal de Las Mercedes.
Olga Marcano, integrante de la Junta Directiva de Banesco Banco Universal, expresó que “para nuestra Institución, la difusión de nuestros más genuinos valores culturales y el apoyo a la expresión artística han sido un norte institucional, asumido siempre como un medio para contribuir al desarrollo integral del país”. Indicó que, en ese sentido, se inscriben estrategias como una activa política editorial relacionada con el arte, una programación expositiva constante y el mecenazgo y el patrocinio de la expresión plástica.
Las dos obras de Centeno Vallenilla (1899-1988) forman parte de la Colección Banesco, la cual está compuesta esencialmente por autores venezolanos. El cono de la abundancia y La Industria y el Comercio, circa 1949, provienen del Banco Unión, institución que se fusiona con Banesco, pasando a este su patrimonio artístico en el año 2000.
En La Industria y el Comercio, el cielo del plano de fondo recuerda el de las pinturas mitológicas de la escuela renacentista veneciana, en especial las grandes telas de El Veronés. El elemento escultórico y arquitectónico central, un plafón o medallón caracterizado por diseños orgánicos y arabescos, con las iniciales B y U aludiendo al Banco Unión, sirve de eje a la disposición simétrica de las dos figuras alegóricas. El personaje de la derecha representa a Mercurio, lo cual sabemos al reconocer los atributos propios de éste: el caduceo en la mano y las alas en los pies y en la cabeza (aunque tradicionalmente se le representaba con un tocado alado denominado pétaso). Mercurio es el dios del comercio, de la abundancia y del éxito comercial, y su presencia en el cuadro auguraba dichas condiciones a la institución bancaria que lo había encargado. La figura femenina de la izquierda simboliza a la industria, solo que en lugar de llevar en sus manos el engranaje, emblema convencional del progreso industrial, sostiene un tejido de carácter artesanal. En ella el artista desarrolla un ideal de belleza relacionado con el indigenismo, de cara a las búsquedas generalizadas en esa época de una identidad latinoamericana sustentada en el nativismo.
En El cono de la abundancia, la composición es de nuevo grandilocuente y tiene sus precedentes en las grandes telas históricas, mitológicas y religiosas del Renacimiento italiano, más específicamente de la escuela veneciana. La figura entronizada con los colores de la bandera y el escudo nacional tallado en bajo relieve, pareciera representar a Venezuela, sosteniendo entre sus manos una imagen de la fachada del Banco Unión (centro de interés del cuadro), la cual extiende hacia un conjunto de personajes, de rasgos indígenas y mestizos, que a su vez le ofrecen a aquella abundantes productos relacionados con la agricultura, la extracción y la artesanía, símbolos de la riqueza y la abundancia de los recursos naturales, mineros y artesanales del país. El armonioso equilibrio de los tres grupos de figuras claramente diferenciados, la búsqueda de la gracia en la expresión y el movimiento, y la disposición de los personajes centrales nos recuerdan a Rafael en su Escuela de Atenas (Estancias del Vaticano). Sin embargo, el hombre mestizo que muestra su espalda en un movimiento de torsión, nos evoca de nuevo los desnudos masculinos de la bóveda de la Sixtina.