Juan Félix Sánchez hizo del arte parte de su fe, fue un venezolano excepcional que convirtió a los páramos merideños en refugio de su maravillosa obra. Creador sin estudios académicos, demostró su talento y creatividad en todo cuánto se propuso: fue titiritero, payaso, mago y equilibrista; escultor, tejedor y fabulador; juez municipal, agricultor, tallista y arquitecto.
Nació con el siglo XX en San Rafael de Mucuchíes, el 16 de mayo, y murió 97 años después en la ciudad de Mérida, el 18 de abril. Junto a su compañera de vida, Epifanía Gil, se asentó en El Tisure, en el Parque Nacional Sierra Nevada, a más de seis horas en mula desde la población de Mucuchache de San Rafael. Allí recibía a quien quisiera visitarle y conocer su trabajo.
Su obra, claramente influenciada por su fervor religiosos, le valió el Premio Nacional de Artes Plásticas, el Premio Nacional Aquiles Nazoa, y el doctorado Honoris Causa de la Universidad de los Andes en 1990. Ese mismo año se declara a El Tisure, al Museo de sus padres y La Capilla de Piedra de San Rafael de Mucuchíes, Patrimonio Cultural de la Nación. Fue además el único artista popular cuya obra se expuso en su totalidad en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas.
Su obra arquitectónica más reconocida está precisamente en El Tisure: un enorme complejo arquitectónico, formado por tres capillas hechas piedra sobre piedra, sin ningún tipo de cemento; una réplica de El Calvario y el Santo Sepulcro y su propia plaza Bolívar. Sin embargo, la más conocida por los turistas es la Capilla de Piedra. En su interior reposan ahora los restos de Juan Félix y Epifanía.
“Yo no hice esto por facha, ni para nada, sino ideas mías para tener una obra aquí, porque uno por donde pasa debe, más que sea, rastro dejar, una huella… Y cuando yo me muera me voy a ir al sitio de los sueños, en donde sabré si los sueños míos eran verdades…”
Juan Félix Sánchez