Por Ignacio Serrano
@IgnacioSerrano
El protagonismo de José Altuve y Marwin González en 2017 profundiza la huella venezolana en la Serie Mundial de las Grandes Ligas.
Dos premios al Jugador Más Valioso en el clásico de octubre han conquistado los miembros de la legión nacional que forman parte de la historia de la ya centenaria competencia.
Pablo Sandoval cimentó el suyo en el primer juego del choque entre los Gigantes y los Tigres, en 2012. Esa noche disparó tres jonrones, para igualar un récord y maltratar al as de los felinos, Justin Verlander. Tres años después, Salvador Pérez obtuvo el galardón gracias a sus tablazos y al modo en que condujo a los Reales sobre los Mets.
Muchas estrellas locales pasaron por el rutilante escenario, hasta que finalmente Sandoval y Pérez hicieron lo suyo.
El gran Luis Aparicio abrió la brecha en 1959, cuando se convirtió en el primer criollo en participar en la cita. El zuliano era el emblema de unos Medias Blancas que, gracias a su velocidad entre las bases, fueron bautizados por la prensa y los aficionados como los “Go Go Sox”, el cántico que se escuchaba en las tribunas cuando Aparicio y el también rapidísimo Nelly Fox se ponían en circulación y la gente les gritaba pidiendo un robo de base.
El inmortal marabino fue también el primero en celebrar la corona, al obtener el ansiado anillo en 1966, ya con los Orioles.
David Concepción disparó en 1975 el primer jonrón para los nativos, mientras se abría camino hacia una marca que ha sido igualada, pero que todavía no ha sido batida entre sus compatriotas: haber estado en cuatro series mundiales.
El Rey David brilló en 1970, 1972 y especialmente en el bicampeonato que completó la Gran Máquinaria Roja en 1976, al barrer a los Yanquis con él como estelar campocorto.
Léster Straker fue, en 1987, el primer pitcher del patio que formó parte de una rotación de abridores en el clásico otoñal, con los Mellizos. El relevista Antonio Castillo, seis años después, fue el primero en anotarse una victoria. Todavía no había comenzado el boom que ha llenado la MLB de venezolanos en los tiempos más recientes.
El efecto de ese boom se hizo patente en 2000, cuando Luis Sojo le puso el sello a la victoria de los Yanquis sobre los Mets con un hit inolvidable, que empujó la carrera del triunfo en el juego decisivo de la llamada Serie del Subway.
Miguel Cabrera hizo su parte en 2003, con un no menos memorable jonrón contra el as Roger Clemens, segundos después de morder el polvo con un pitcheo que el Cohete le lanzó muy cerca de la cara, buscando intimidarlo. Era un novato, tenía apenas 20 años de edad y desde entonces es el criollo más joven en mostrarse en la justa, otro logro que agranda su leyenda.
Freddy García se convirtió en 2005 en el primer nativo que no solamente abre, sino también el primero que se anota el triunfo sobre el montículo en un encuentro decisivo de la Serie Mundial. Con su aporte, ayudó a que los Medias Blancas alzaran en Houston el trofeo de los 30 banderines, con lo que Oswaldo Guillén se consagró como el primer manager latinoamericano en lograr la victoria en la cita.
Altuve y González han sido protagonistas durante todo 2017, piezas fundamentales en el motor de los Astros. Les toca la hora de brillar.