Por: Orlando Luna
Entrepreneur es palabra francesa que refiere a “una persona activa que consigue algo”. El verbo entreprendre significa “emprender algo”. En el mundo de los negocios se aplica a alguien que quiere iniciar un negocio o una empresa.
El espíritu emprendedor o entrepreneurship se refiere a lo que hacen los empresarios; es la chispa que crea nuevas empresas. Carpenter & Dunung lo definen como “el reconocimiento de oportunidades (necesidades, deseos, problemas y desafíos) y el uso o la creación de recursos para poner en práctica ideas innovadoras para nuevas empresas cuidadosamente planificadas”.
Desde mediados de los 90, el emprendimiento vive una edad de oro. Cada vez más se generaliza la creencia acerca de la contribución de los emprendedores al bienestar económico y social. Tan es así que, en medio de esta pandemia, donde se han perdido millones de empleos, el emprendimiento ha sido un paliativo.
Debido a ello, algunos organismos nacionales e internacionales, como universidades, centros de investigación, empresas que asumen su responsabilidad social, apoyan y fomentan el espíritu emprendedor.
Precisamente, desde finales del año pasado, Banesco impulsa los cursos de su Programa de Formación de Microempresarios, en modalidad virtual.
Sean cuales sean tus razones para convertirte en empresario, comprende y ten claras tus motivaciones personales. Esto te ayudará a tomar decisiones y a elegir tu camino; recuerda que no hay fórmulas mágicas para el éxito del emprendedor.
El emprendimiento tiene lugar a través de la combinación de la identificación de la oportunidad, la preparación y el plan del emprendimiento, y los recursos que convierten el plan del emprendimiento en acción. Hasta que el empresario forme la empresa e intente conseguir los primeros socios y clientes, lo único que tiene es una idea.
Ese paso de la idea a la acción, se produce mediante el llamado proceso empresarial, el cual consta de tres partes esenciales: identificar la oportunidad; planificar y preparar la empresa y dotarla de recursos y pasar a la acción.
En la práctica, es el empresario quien dirige el proceso de emprendimiento y se asegura de que los tres elementos –oportunidad, recursos y capacidades– estén en su sitio y equilibrados.
Algunas investigaciones demuestran que tres factores –la búsqueda activa, el estado de alerta y la experiencia previa– se combinan para ayudar a los empresarios a ver patrones entre acontecimientos o tendencias aparentemente no relacionados en el mundo exterior.
Un emprendedor excepcional es capaz de identificar una amenaza que nadie quiere tocar y convertirla en una oportunidad.