Un Nobel no puede descansar

Tal día como hoy, 6 de marzo, nació el escritor y periodista colombiano conocido como Gabo. Compartimos la entrevista “Un Nobel no puede descansar” que le hizo la periodista Marianela Balbi a Gabriel García Márquez en 1989. Este texto es parte del libro 70 años de conversaciones con escritores de paso, una publicación de la Colección Periodismo de la Biblioteca Digital Banesco

A “Gabo” no le gustaba dar entrevistas; toda entrevista que se le hizo, salvo si es de uno de sus amigos, es una hazaña. Esta ocurre durante la “coronación” de CAP, poco antes del Caracazo; Marianela Balbi logró acorralarlo para El Nacional y le sacó varios minutos, que el maestro colombiano usó para hablar, más que todo, de lo que entonces más le interesaba: el cine.

Por Marianela Balbi

La puerta del ascensor decidió abrirse en el piso cuatro durante su corto viaje hacia el octavo. Subió. Volvió a bajar, para dejarlo entrar y permitir la única oportunidad de una conversación con Gabriel García Márquez, con el Premio Nobel, con el escritor favorito de los españoles, con el autor de Cien años de soledad, de El amor en los tiempos del cólera, con el nuevo biógrafo que encontró Bolívar para que le devolviera su venezolanidad. Solo unos pocos minutos, suficientes para revelarnos que su próxima novela “no está en subasta” y que saldrá a la calle la primera semana de marzo.

La conversación improvisada tendría como escenario la peluquería del hotel. Pero en cinco minutos desapareció. Un confundido peluquero no lograba encontrar a “la señora Márquez” en las cabezas espumosas de sus clientes. Una señora con los dedos retorcidos no leía el nombre del “señor García Márquez” en la lista de citas de la barbería… Sin duda se había escapado de nuevo. Y ahora no tendría ninguna excusa.

Pero apareció. Cumplió lo prometido y, a falta de un cupo en la peluquería (“siempre me peino en salones de belleza de mujeres”) nos reveló, sentado en cualquier sillón del lobby, que su representante no estaba vendiendo su novela a ningún precio porque “no está en subasta”.

Falsa la polémica surgida en Le Monde gracias a unas declaraciones que diera Carmen Balcells y donde rechazara que se le hubiesen ofrecido los derechos a las editoriales por diez millones de dólares.

“Tengo 32 editores en todo el mundo que son muy buenos todos y no tengo ningún motivo para cambiarlos. El libro no ha salido por la sencilla razón de que yo no lo había terminado. Alguien dijo que ya estaba listo, dando la impresión de que había algo raro. No hay nada raro. Solo que no lo había terminado y por eso saldrá la primera semana de marzo, editado por los mismos editores de siempre. Además, y es bueno se sepa, los editores lo que dan son anticipos de ventas, es decir que el dinero que le dan al escritor le pertenece porque saben que el libro lo va a producir y, cuando lo produce, lo descuentan. Esa historia de que van a dar una suma y tal es falsa. Mi libro no está en una subasta. Cuando Carmen Balcells me dijo que iba a la Feria de Frankfurt le dije que no lo hiciera porque el libro de Umberto Eco, que es un gran amigo mío y un gran escritor, va a estar en Frankfurt y lo primero que van a decir cuando llegue es que mi libro iba a estar en competencia con ese y yo no quiero esa competencia”.

Cuando usted vino la última vez a Venezuela dijo que probablemente no lo iban a dejar entrar después de que publicara el libro por la imagen de Bolívar que usted iba a presentar.

Eso fue una broma. A mí me van a dejar entrar siempre a Venezuela. Yo lo que estoy logrando es hacer un Bolívar venezolano, o como yo me imagino que es un Bolívar venezolano, porque el que han terminado por hacer es más bien un Bolívar que parece romano. He notado que en los retratos del Libertador, a medida que iba pasando el tiempo, lo iban blanqueando. Hay un retrato en Haití donde es un mulato y hay otro, muy pequeño, en España, donde tiene el pelo ensortijado. A medida que iba ganando batallas, que lo iban

glorificando, los pintores lo iban blanqueando, y ahora hasta parece un romano. Venezuela jamás me puede prohibir la entrada porque establezca que Bolívar es venezolano.

Sus amores difíciles 

La crítica no recibió de muy buena manera las películas de la serie Amores difíciles presentadas recientemente en Cuba…

No leo críticas ni de mis libros ni de las películas y no sé cómo recibirlas. Conozco las seis películas de la serie de los Amores difíciles y creo que están bastante bien. El año pasado yo no recuerdo tantas películas latinoamericanas buenas como esas y es un récord haber hecho seis largometrajes en un año. No sé de veras qué ha dicho la crítica, pero te puedo decir que el público las recibió muy bien. Se presentaron ahora en el Festival de Sundance, que organiza Robert Redford en Utah, y tuvieron un gran éxito, y se trata de un festival de críticos.

En la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños usted le ha dedicado mucha atención a la elaboración de los guiones, que es, sin duda, el punto más débil del cine latinoamericano.

El guion es el gran problema del cine en el mundo, no solo en Latinoamérica. Los norteamericanos se han convertido en una especie de cazadores de guionistas que van por el mundo para ver dónde encuentran uno porque en el cine casi todo se puede hacer con

dinero, menos el guion. Y si no hay la buena idea del guionista, no hay guion. Es muy difícil. Consciente de eso, estamos reforzando mucho el guion en la Escuela de Cine de Los Baños. Abrimos cada año un taller de guion donde diez jóvenes se sientan alrededor de una mesa para inventar una historia a partir de cero. Me interesa que ellos se den cuenta de cómo surge una idea a partir de cero, cómo se va desarrollando y de qué manera esa historia que no existe termina siendo un guion hecho. Hemos grabado todos esos talleres porque hay un misterio que me interesa mucho (a ver si logro descifrarlo antes de morirme), es el misterio de la creación, cómo ocurre, en qué momento. En seis o siete talleres, todos grabados, no hemos podido descubrir en qué momento aparece la historia. A los mejores alumnos de esos talleres me los llevé a México para hacer otro, pero ya profesional. Allí hacemos guiones sobre todo de televisión para venderlos y así conseguir las divisas para la fundación y para la escuela. Es un trabajo tan interesante que cuando la historia empieza a salir yo me pregunto qué hará la pobre gente que trabaja en otra cosa, porque es maravilloso.

Ya los seriales que realiza su equipo de guionistas en México están prevendidos. Después se van a explotar profesionalmente, rompiendo así el cerco que existe para la distribución del cine latinoamericano y que se ha constituido en el segundo problema de esta industria.

El principal problema que tiene el cine latinoamericano hoy en día, donde además se están haciendo buenas películas, es que nosotros mismos no creemos que somos capaces de hacerlo y, entonces, cuando se presentan las series, los primeros que dicen que no sirve son los periodistas críticos latinoamericanos. Quizás lo hacen de buena fe, pero no ven allí lo que hay porque parten del prejuicio de que no sirven. Dicen que las películas de los Amores difíciles no obtuvieron premios. No lo hicieron porque yo pedí que participaran en La Habana fuera de concurso. Hace veinte años se decía lo mismo de la novela, hasta que llegó un grupo de latinoamericanos, entre ellos yo, y empezó a soltar cañonazos que ya eran inocultables, y ahora ya nadie dice que somos malos. Hay buenas y malas novelas, pero ya sabemos que somos capaces de competir con cualquier escritor del mundo. El amor en los tiempos del cólera debe estar ya en la semana cuarenta de best sellers en Estados Unidos y no hay ningún precedente para otro autor extranjero. Incluso, salió de la lista de best sellers y volvió a entrar. ¿Por qué? Eso es difícil de establecer, porque se leyó, no lo sé.

Esa otra enorme dificultad del nuevo cine latinoamericano es, como lo adelantó, la distribución y la exhibición, actividades monopolizadas por dos o tres grandes transnacionales norteamericanas.

No les hago ninguna calumnia política. Yo no creo que no nos distribuyan por alguna razón política. No lo hacen porque sencillamente nuestras películas no se venden, la gente no va a verlas cuando son latinoamericanas. Pero un día romperemos ese prejuicio, y será pronto.

¿Cree usted que el Foro de Integración del Mercado Cinematográfico Iberoamericano que prepara Venezuela podría ayudar de alguna manera a solventar esa situación? 

Tengo algo que ver con eso. Es bien importante porque una industria empieza a consolidarse en el momento en que las películas se pagan en su propio mercado. Lamentablemente, ningún país latinoamericano puede pagar sus películas. De lo que se trata es de hacer un mercado común y así todos estaremos produciendo para todos los mercados. Es muy importante. Ya lo he hablado con el presidente Pérez y él está informado de esto. No hay ninguna duda de que va a tener todo el apoyo porque es una idea excelente. Es allí donde justamente estamos fallando. No sacamos nada con hacer películas si no logramos exhibirlas. México asistirá con seguridad, ya eso está hablado, y también lo conversé con el presidente Barco. Dijo que va a facilitar las cosas para que Colombia tenga una participación activa. Es una buena idea que va a salir adelante.

Inventar su anonimato

¿Qué es lo que más extraña del periodismo?

El no poder hacerlo. Me gustaría hacer un reportaje en El Dorado, por ejemplo, pero no puedo dar ni un paso porque se van los periodistas detrás de mí. Quisiera averiguarlo todo, pero me convierto en noticia, pero no quiero ser noticia sino ir a buscarla. Es muy difícil. Desgraciadamente, un cierto anonimato es bueno para el oficio del periodista, y eso para mí es absolutamente imposible. Si a un periodista se le nota que está haciendo su trabajo, puede empezar a poner en duda la información que tiene. Günter Wallraff es un ejemplo de alguien que tiene que inventar su anonimato para hacer un buen reportaje. Imagínate que me trate de emplear de turco.

Siempre que termina un libro casi nadie le pregunta a Gabriel García Márquez por el destino de ese libro, sino ¿y ahora qué? 

No me dan el derecho de descansar. Voy a escribir una novela, además estoy en el taller sacando tres seriales de TV: uno de episodios de una hora, otro de trece episodios de media hora y un tercer serial de doce horas. También estoy trabajando en tres largometrajes y trato de escribir mis memorias. Intento viajar lo menos posible pero no lo consigo. Hoy me invitaron a la cosa que más me puede interesar y es que vaya a la toma de posesión del Primer Ministro de Aruba. Recuerdo cuando tenía como cinco años y mi abuelo, que vivía en Riohacha, me llevaba a Curazao y Aruba en la goleta cuando iba a comprar perfumes y camisas de seda. Aparentemente, si llevaba al niñito de la mano, como si lo llevara a conocer las islas, podía traer una maletica de cuero y no lo revisaban como contrabandista. Aún conservo ese recuerdo. Me divirtió tanto que me invitaran a ese acto.

¿Por qué le interesó venir a la toma de posesión de Carlos Andrés Pérez?

Hace diez años, cuando dejó de ser presidente, Carlos Andrés Pérez me invitó a la toma de posesión de su segunda presidencia. Anoté la fecha en mi agenda. Febrero. 1989. Caracas… ¿De la novela que voy escribir?… Déjame que escriba por lo menos las dos primeras páginas. Uno empieza a hablar de ella cuando ya está seguro de que existe.

 

 

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