Desde el ábaco, pasando por la tiza, el lápiz y la pluma fuente, hasta las calculadoras y luego las tabletas y lasnetbooks, la tecnología ha sido una constante transformadora en los procesos de aprendizaje.
Y en alguna medida, son también las necesidades educativas las que han alimentado algunas de las innovaciones tecnológicas más significativas.
En la útlima década y media ha surgido un sin número de dispositivos y sistemas que han penetrado en el ambiente educativo.
De ellos, repasamos aquí alguno de los más fundamentales, dando por descontadas las computadoras personales, que ya se veían en las escuelas de los ’90 e internet, que es una condición previa para el funcionamiento de muchos de los otros.
Computadoras portátiles
Existen numerosos proyectos de distribución de ordenadores portátiles entre escolares.
En 2005 había sido anunciado el proyecto Una PC Portátil por Niño (OLPC), que tenía como objetivo distribuir portátiles, a un costo de US$100 la unidad, entre millones de niños de todo el mundo.
No costaron US$100, sino algo más, ni llegaron a tantos niños, pero el proyecto abrió las puertas para el desarrollo comercial de las netbooks (algo menos poderosas y más pequeñas que las computadoras portátiles tradicionales). Y a su vez, el crecimiento de las versiones comerciales facilitó el desarrollo de nuevos programas nacionales de distribución de ordenadores.
En cualquier caso, el proyecto de OLPC distribuyó cientos de miles de ordenadores tras convenios en Uruguay y Brasil, entre otros.
En la actualidad existen muchos otros proyectos para introducir ordenadores personales en las aulas, desde la escuela hacia la vida cotidiana de los alumnos.
Dos ejemplos son los de Argentina y España. En el país sudamericano se lleva a cabo el programa oficial Conectar Igualdad, que prevé distribuir 3 millones de netbooks enter 2010 y 2012.
En España el programa oficial se llama Escuela 2.0 y además de intentar dotar a los alumnos de portátiles, tiene como objetivo final convertir las aulas tradicionales en “aulas digitales del siglo XXI”.
La idea es que los alumnos puedan conectarse a internet, realizar trabajos en los ordenadores, compartir material con compañeros y docentes.
Pero también que tengan acceso a material multimedia o interactúen, mientras están en el aula, con otros dispositivos tecnológicos, como las pizarras digitales.
Tabletas y lectores electrónicos
Las tabletas son consideradas por muchos como una alternativa más práctica (es más cómodo leer en ellas), y en el algunos casos más económica, a las netbooks.
En Tailandia, el gobierno está evaluando distribuir en forma gratuita tabletas entre niños en edad escolar.
Y Corea del Sur ha anunciado que tiene previsto reemplazar todos sus libros de texto en sus escuelas para 2015.
Esto permitiría hacerle llegar los textos en forma remota a cada alumno y que participen en clases remotas.
Para acceder a versiones digitales de textos, los alumnos podrían recibir lectores electrónicos, que son más baratos aún y cuyas pantallas son más cómodas para leer.
El problema es que este tipo de dispositivos tienen limitadas capacidades multimedia.
En cualquier caso, para que se concreten proyectos de digitalización absoluta, es necesario terminar de convencer a las casas editoriales, que pueden terminar convirtiéndose en las grandes perdedoras de este cambio tecnológico.
Ya no hará falta comprar más de un ejemplar para distribuir entre cientos, o inclusive millones, de alumnos.
Teléfonos celulares e inteligentes
Aunque los celulares y los teléfonos inteligentes no son los dispositivos más reverenciados por los maestros y profesores, pueden tener más de un beneficioso uso en el marco educativo.
“Muchos docentes mantienen la idea todavía de apagar el celular en el aula o dejarlo afuera de la clase”, le dijo a BBC Mundo la especialista en tecnología educativa Laura Castiñeira.
“Y hoy la clase está traspasando la barrera del aula”.
De hecho, Castiñeira cree que los celulares son de los dispositivos tecnológicos que más impacto podrían tener en el futuro de la educación.
Cada vez surgen más aplicaciones con fines pedagógicos o informativos (tan solo en la tienda de Android hay cientos de aplicaciones bajo la categoría “educación”)
Y como los dispositivos que tienen conexión a internet, también permiten a los alumnos acceder a documentos escolares o realizar tareas escolares a distancia, en equipo.
En Bangladesh, por ejemplo, Janala, un servicio creado por la organización de asistencia de la BBC, el World Service Trust, provee clases de inglés a través de teléfonos celulares estándar.
Los usuarios solo necesitan llamar a un número y escuchar.
“No podíamos llevar un diccionario a todas partes”, dijo un estudiante que utilizó el servicio, “pero ahora podemos llevar con nosotros un celular que nos ayuda a aprender”.
En Argentina, mientras tanto, una universidad ha lanzado un posgrado que se dicta a través de teléfonos inteligentes.
José Romero, de la Universidad del Salvador, que lleva adelante la experiencia, le dijo a BBC Mundo que cree que es la primera iniciativa de este tipo en América Latina.
“La idea es aprovechar lo que los expertos en educación llaman ‘las burbujas de ocio’: esos tiempos perdidos que tenemos todos cuando estamos esperando en el consultorio de un médico o viajando en autobús”, explicó.
Bibliotecas virtuales
El crecimiento exponencial en los dispositivos móviles ha permitido también que una de las instituciones más venerables del ámbito educativo también fuera alcanzada por la ola digital.
Varias bibliotecas ofrecen ya versiones digitales de algunos de sus libros. Pero hay casos extremos, como el de la Universidad de San Antonio, Texas, EE.UU., que en 2010 abrió la primera sin libros de ese país.
Tiene lugar para 80 personas y contiene más de 425.000 libros electrónicos (también está suscrita a más de 18.000 publicaciones periódicas en formato digital).
Una de las ventajas es que todos los que quieran pueden leer el mismo libro simultáneamente.
La universidad tiene previsto cargar colecciones de textos en tabletas y lectores electrónicos que los estudiantes puedan tomar prestados para llevarse a su casa.
Aulas virtuales
Si hay bibliotecas virtuales, por qué no aulas virtuales también. De hecho, la educación a distancia a través de internet es un fenómeno de grandes proporciones, que va desde iniciativas comerciales privadas hasta opciones gratuitas para acceder a cursos en las más reputadas casas de estudio del mundo.
Pero también es una forma en que la escuela tradicional puede extender su alcance más allá de las paredes del aula, acompañando a los alumnos hasta sus casas, donde pueden interactuar con compañeros y docentes, o revisar versiones grabadas en video de clases específicas.
Una reciente experiencia de la Universidad de Stanford (donde estudiaron, entre otros, los fundadores de Google) ha causado gran interés. La casa de estudios ofrecerá tres cursos gratuitos a través de internet, todos vinculados con tecnología informática.
Ya hay cientos de miles de inscritos.
Pero también es posible encontrar clases de Oxford, Harvard y el MIT (Instituto de Tecnología de Massachusets) en la tienda iTunes de Apple.
Y el sitio web Academic Earth tiene grabaciones en video de muchas de ellas, gratis.
Pizarra digital
El viejo y multifuncional pizarrón tiene en la pizarra digital un, tal vez, digno sucesor.
Hay diferentes tipos de pizarras digitales interactivas, pero en esencia lo fundamental de esta tecnología es que permite no sólo escribir sobre ella (con marcadores especiales), sino también desplegar textos de documentos digitales, proyectar video o escuchar audio.
Las pizarras digitales también pueden conectarse con los ordenadores. Al del docente, para que este despliegue elementos visuales a lo largo de la clase o guarde algo escrito en ella por algún alumno. A los de los alumnos, para que puedan almacenar algo escrito allí por el docente, o teclear algo desde sus pupitres.
Algunas tiene la capacidad de reconocimiento de texto escrito a mano, por lo que puede ayudar a crear documentos editables en base a lo que sobre ellas se escriban.
Pero Castiñeira advierte que, como con todas estas tecnologías, no debe ser un fin en sí mismo.
“Si no hace más potente la clase, si no abre una puerta que no se podría abrir de otra manera, es mejor no incluirla”, dice.
3D
En el futuro, la propia pizarra digital podría ser reemplazada por versiones 3D. Pero es algo que apenas está dando sus primeros pasos.
“No estamos muy lejos de la etapa en la que los niños puedan tomar y manipular con sus manos imágenes en 3D. Esto podría combinarse con la educación por internet. Podría ser un visionario modelo educacional que se convierta en algo fenomenalmente exitoso”, dijo Katheryn MacAulay, vicedirectora de la escuela Abbey, en el Reino Unido.
MacAulay introdujo este modelo educativo el año pasado como una experiencia conjunta con la compañía estadounidense Texas Instruments.
Ros Johnson, a cargo del área de biología de la escuela, dijo haber quedado “boquiabierta” cuando compararon los resultados de los exámenes en las clases que utilizaron la tecnología 3D con los de las que no la usaron.
“Los resultados en las clases con 3D fueron significativamente mejores”, aseguró.
En cualquier caso, Castiñeira sugiere que no se pierda el foco con las “luces de colores de la tecnología”.
Según ella, “el docente es irreemplazable, como lo es el alumno, y el contenido en un proceso de enseñanza y de aprendizaje”
“Tal vez las aulas sean más modernas, los pizarrones más sofisticados, pero, como dijo el gran pedagogo Philippe Meirieu, los docentes seguiremos pensando en cómo ‘promover lo humano y construir humanidad'”.
Fuente: BBC.co.uk