Por: José Pulido
Edgar Allan Poe creó el relato policial y también es obra suya el lector de novelas policiales. Jorge Luis Borges dijo que ese es un lector echado a perder para otros temas porque sospecha de todo. Si le entregan el Quijote y le dicen que es una novela policial lo leería preguntándose cosas a cada instante:
En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, no hace mucho tiempo vivía un hidalgo… ¿habrá ocurrido de verdad en La Mancha? ¿y por qué Cervantes no quiso acordarse del lugar? Entonces Cervantes es el asesino. Bromas de Borges que sin duda él disfrutó.
Pero esa suspicacia del lector de ficción policial se ha preguntado poco respecto a la misteriosa muerte de Edgar Allan Poe.
Hace 167 murió Edgar Allan Poe y su muerte fue como escrita por él mismo. Murió joven, a los 38 años de edad, en Baltimore. El 3 de octubre de 1849, lo encontraron en una calle. Agonizaba, como encapsulado en una pesadilla. Lo llevaron agonizando al Washington College Hospital donde murió el 7 de octubre. Nunca recuperó el habla ni pudo explicar lo que le había sucedido. Cuando lo hallaron estaba vestido con ropas demasiado grandes y harapientas.
Edgar Allan Poe había planificado el regreso a su casa de Nueva York desde Richmond, Virginia, de donde salió el 27 de septiembre de 1849 y nadie sabe qué estaba haciendo en Baltimore una semana después.
En el siglo 19, había agrupaciones políticas que secuestraban a personas, las encerraban en cuartos y las obligaban a ingerir drogas y alcohol para llevarlas a votar varias veces por un mismo candidato. Esa práctica la llamaban “cooping”. A los votantes forzados los disfrazaban, les ponían pelucas, los cambiaban de aspecto y los hacían votar en varios lugares distintos.
Se dice que Edgar Allan Poe fue encontrado un día después de las elecciones, al lado de un bar llamado Ryan’s Fourth Ward Poll, que además, era un sitio de votación.