Por José Suárez Núñez
Irene del Carmen Flores de Vidal es una emprendedora. Esta madre de tres hijas adultas y profesionales, después del bachillerato obtuvo una licenciatura de Educación Integral pero decidió dedicarse a varias actividades, en las que tras algunas dificultades iniciales ha alcanzado el éxito.
La primera actividad a la que Irene se dedicó fue la costura y diseño de ropa, pues desde muy joven se sentaba en una máquina de coser para hacer realidad los vestidos que ella misma diseñaba para lucir.
Actualmente maneja su marca “Creaciones Irene”, una firma de ropa femenina. Como se ha diversificado, contrata a destajo a varias costureras para que ejecuten sus diseños y sigue supervisando los trabajos que encarga.
Conforme fue creciendo en su negocio, se fue especializando en su formación. Es así que tiene diplomas de costura y diseño de varias academias. Además de “Creaciones Irene”, patentó “Uniformas”, marca bajo la que confecciona uniformes para restaurantes.
Irene es una genuina emprendedora. En una charla de la Banca Comunitaria de Banesco escuchó que cuando los empresarios se consideren que disponen de madurez empresarial o financiera deben diversificarse.
“Cuando mi negocio maduró, me diversifique”, apunta. Así fue cómo fundó una guardería que comenzó con el cuidado de 5 niños y en la actualidad atiende a más de 15 pequeños. Vio una oportunidad en la gran cantidad de mujeres que deben trabajar pero no tienen con quién dejar a sus niños.
Recuerda que cometió un error en sus inicios, cuando en un proyecto textil se asoció con unas personas amigas y confiables pero que no entendían con profundidad la actividad. Según sus propias palabras, “eso resultó un desastre, por eso no le recomiendo a nadie que se asocie con aprendices. Deben ser personas que sepan del negocio igual o más que usted, porque en el caso hipotético que fracasara por razones ajenas, tendrás una experiencia que puede servirle en el futuro”, dijo.
Hay varias personas que han sido importantes en sus éxitos. “Aunque no me creo lograda, mi esposo, ha sido mi gran aliado, un impulso importante como mis tres hijos. Cada uno hace una contribución importante a los negocios de la familia. Si bien se graduaron de publicidad y mercadeo, también saben de la costura, entienden de la calidad de las telas y todas las características del negocio, porque ese es el centro de la actividad familiar”, acota.
Irene señala el rol que ha tenido en el desarrollo de sus actividades la Banca Comunitaria de Banesco. En el año 2008 obtuvo el primer crédito para comprar una maquina fileteadora para impulsar “Creaciones Irene”. Esta emprendedora confiesa que se siente una “niña consentida” de Banesco, hace dos años recibió como premio una laptop y eso significó su incursión en la informática.
El hogar, las actividades textiles y la guardería están muy cerca. Ese es mi “centro de operaciones”, dice Irene.