Influyente político y protagonista fundamental en los debates y acontecimientos que definieron el rumbo político de Venezuela en la primera mitad del siglo XIX.

Por Inés Quintero * | IG @inesquinterom

Fotografía de Antonio Leocadio Guzmán por Federico Lessmann, Fundación John Boulton

Nació en Caracas en 1801. A los doce años su padre lo envió a España donde tuvo oportunidad de formarse con preceptores de pensamiento liberal, lo cual será fundamental en su actuación política posterior. 

Regresa a Venezuela en 1823 y se incorpora de inmediato al debate político vinculado al circuito de los liberales. Participa en el movimiento que conduce a la disolución de la unidad colombiana y, desde 1830, acompaña el proceso de formación del Estado como Ministro de Interior y Justicia de José Antonio Páez. Una década después, junto con otros liberales, publican el periódico El Venezolano y fundan el Partido Liberal, debaten abiertamente los problemas del país, denuncian los vicios del gobierno y exigen la alternancia en el poder. Ganan terreno velozmente y, en 1846, Guzmán lanza su candidatura presidencial. En medio de la agitación que genera la movilización de los liberales, se producen una serie de alzamientos y Guzmán, acusado y juzgado por los delitos de sedición y traición, es condenado a muerte. La llegada al poder de José Tadeo Monagas cambia el destino de Guzmán, se le conmuta la pena de muerte, sale al exilio y al poco tiempo Guzmán y los liberales acompañan al gobierno del caudillo oriental.

Desde entonces figura a la sombra de los Monagas. A partir de 1858, apoya la causa de la Federación, pero ya no es protagonista prominente de los sucesos que definen el rumbo político del país. Luego del triunfo de los federales, su hijo Antonio Guzmán Blanco asume el liderazgo de los liberales y, a partir de 1870, ocupa la presidencia de la República. Antonio Leocadio Guzmán lo acompaña sin mayor figuración política hasta que fallece en Caracas en 1881.