La ciudad y los Superbloques (V)

Publicado : 20 febrero, 2025

Categoria : Destacados, RSE

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Este texto forma parte de la serie Crónicas de la (des)memoria urbana de Caracas, una propuesta del periodista Pedro García Otero para reencontrarnos con la ciudad.
Por Pedro García Otero

“Un superbloque es lo mejor
para poder vivir
no vengas a decir
que hay algo superior”

Simón Díaz, El Superbloque

La humanidad es hija del tiempo y las circunstancias que vive, y en Venezuela, en la década de los 50, se conjugaron tres cosas: un boom económico único en su Historia (llegó a ser el cuarto país más rico del mundo per cápita), que a su vez forzó un desplazamiento de los campos a las ciudades, con el surgimiento de la idea del “superbloque”, la solución habitacional del futuro hace 80 años, una idea, como no, de la audaz Francia, que estaba buscando respuestas a la crisis de vivienda que le dejó la II Guerra Mundial. 

Le Corbusier, el mítico arquitecto francés y creador de lo que en estas tierras tropicales (que nunca pisó, pese a haber venido muchas veces a Sudamérica) se llamó el Superbloque, llegó a proponer, y gracias a Dios que no le hicieron caso, renovar todo París a fuerza de estas grandes edificaciones, concepto madre del brutalismo, funcionalidad extrema, aprovechamiento del espacio y ausencia total de recursos estéticos. 

Su proyecto Unité d’Habitation de Marsella, 1952 (la fecha es importante) sigue siendo la mayor referencia del Superbloque. Y hablar de superbloques en Venezuela es hablar, por supuesto, de la urbanización a la que Marcos Pérez Jiménez llamó 2 de Diciembre y luego se llamó, nombre que aún permanece, 23 de Enero. 

El 23 de Enero, por supuesto, tiene leyenda. Leyenda negra, más que leyenda dorada. Aún lo tiene, y define una forma de ser. Dentro de las múltiples formas de ser caraqueño, hay una, específicamente, que es ser de Catia, ese hermoso, rudo y caótico oeste de Caracas, y dentro de las formas de ser catiense, hay una, específicamente, de ser del 23 de Enero.

Luego vendrían, en orden de importancia (y de adaptación a los tiempos), urbanizaciones como Caricuao, Menca de Leoni (hoy 27 de Febrero, en Guarenas), Caña de Azúcar (Maracay) o La Isabelica (Valencia). Y aunque casi todos los países tuvieron su propia versión de los superbloques (bástese considerar los famosos Projects de los Estados Unidos), en pocos países del mundo el superbloque define tanto el paisaje urbano como en Venezuela, y particularmente en Caracas.

Con el tiempo, esta conjunción de vivienda-espacio urbano dotado de servicios e independiente, que excluía el comercio o lo confinaba a los centros comerciales del mismo sector, fue demostrando tener problemas. 

El primero de ellos era la creación de un concepto de gueto que, sin duda, contribuye con la creación de las precitadas “leyendas negras”; el segundo es que el concepto de “área pública” con sentido de apropiación, en espacios tan grandes, puede ser complicado; el tercero es que, en definitiva, modelos más pequeños han demostrado ser más manejables, menos impersonales, más generadores de comunidad.

Pero en su momento, al superbloque no le faltaron apoyos, como lo muestra la canción homónima de Simón Díaz. Y sin duda, fue una solución habitacional que mejoró relativamente la vida de cientos de miles, quizás millones, de venezolanos: la dimensión de un proyecto como Caricuao, con sus 20 mil viviendas, o el 23 de Enero, con la misma cantidad de apartamentos, hoy se antojan irrealizables, y no sólo en nuestro país. 

Y sin duda, el del superbloque, y sus habitantes, es uno de los múltiples arquetipos de esta ciudad dodecaédrica que es Caracas. Uno muy importante, porque esta es una ciudad Caribe, popular, hecha a la imagen y semejanza del superbloque, directa y al grano. Es su esencia y es su belleza, su terrible y a veces estremecedora belleza que sólo se comprende a partir del arraigo, sobre todo si tienes edad para haber salido, de madrugada, de una fiesta en Montepiedad o en la Zona Central tras haber oído, mientras sonaba salsa cabilla, el grito unánime de “¡Viva el 23!!”. 

Sigue la serie Crónicas de la (des)memoria urbana de Caracas: 
1. Del centro de toda la vida (I) 
2. Caracas, casco y suburbio (II)
3. ¿Cuál de estas es Caracas? (III)
4. Toponimia de la memoria y el olvido (IV)
5.La ciudad y los Superbloques (V)

 

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