El Desarrollo Sostenible es el fundamento que soporta nuestra permanencia presente y futura en este planeta.
Por Yuly C. Castro – Comunicadora Social
¿Si te hablo de Sostenibilidad, en qué piensas? Probablemente relaciones el término con el ambiente, o la economía.
Puede que hayas leído también sobre Desarrollo Sostenible. Sabes algo, pero te resultan conceptos ajenos, porque no los relacionas con tu cotidianidad.
Sin embargo, ambos forman parte de nuestra vida sin que nos demos cuenta. Y es que el Desarrollo Sostenible es el fundamento que soporta nuestra permanencia presente y futura en este planeta. De ello tratan estas líneas.
Todos hemos oído hablar del cambio climático, la contaminación, las hambrunas en África o la desaparición de la selva amazónica, a tal punto, que ya no le prestamos mayor atención. Pero entonces nos sorprenden las noticias sobre las sofocantes temperaturas e incendios forestales este verano en Canadá, Rusia o Estados Unidos; las inundaciones en Alemania, Bélgica y China -con saldo de fallecidos y pérdidas materiales-, o la propia pandemia del COVID-19, con su estela de fallecidos, caos sanitario, desempleo y pobreza.
Y a menudo buscamos culpables donde no los hay, sin evaluar las consecuencias de un crecimiento socio-económico caótico y/o desmesurado, con un alto costo medioambiental.
Esta situación no es nueva. Que ahora la percibamos más es porque somos más habitantes y nos amenaza directamente. Desastres ecológicos, pobreza extrema o desigualdades sociales vienen ocurriendo hace tiempo, como el accidente nuclear de Chernobyl, o la violencia social en países del Medio Oriente, África o la propia América Latina, donde, además, el impacto ambiental amenaza al pulmón del planeta con voraces incendios en el Amazonas, o los derrames de crudo en el Parque Nacional Morrocoy, por ejemplo.
Ahora mismo, nos sorprende una pandemia mundial de salud con el COVID-19 con sistemas de salud desbordados, ineficientes o insuficientes, lo que profundiza las diferencias sociales entre los países desarrollados y los más pobres.
La pregunta es ¿por qué no se tomaron medidas a tiempo?
Nuestro futuro común
En 1987, la Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo (conocida como la Comisión Brundtland de las Naciones Unidas) abordó por primera vez en la historia el concepto de desarrollo sostenible, y definió la sostenibilidad como la cualidad del desarrollo que permite “satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la habilidad de las futuras generaciones de satisfacer sus necesidades propias”. En otras palabras: solucionar los problemas actuales a través de prácticas perdurables que no arriesguen el bienestar de los que vendrán.
Pero además cumpliendo con ciertos valores y principios éticos, que rijan el diseño de las acciones, la actuación, y el desarrollo de políticas globales que permitan cumplir con las demandas de alimentación, agua, educación, salud, vivienda, trabajo, etc., presentes y futuras, protegiendo y asegurando el ambiente.
Estos valores y principios éticos no son aleatorios, sino el producto del esfuerzo multidisciplinario en el que participaron individuos y organizaciones de 89 países, a través de una década de trabajo. Están contenidos en la Carta de la Tierra, un documento donde se recogen los principios que deben regir la actuación del planeta a fin de garantizar su desarrollo de manera armónica, equilibrada, sin comprometer recursos futuros y cuidando el ambiente. La Carta de la Tierra la componen dieciséis principios que impulsan un movimiento global. De todos remando en el mismo sentido para cuidar nuestro único y querido Planeta Tierra.
Se usa como referencia y herramienta en el desarrollo de políticas, planificación y decisiones para regular la transición hacia un mundo más justo, medioambientalmente sano, sostenible y pacífico.
¿Cómo y por qué surgió esta iniciativa que logró concertar los intereses de miles de personas para salvar el planeta? ¿Cuáles son estas medidas? ¿Qué son los ODS? De ello estaremos hablando en nuestra próxima entrega.
