Por Ignacio Serrano. @IGNACIOSERRANO
José Altuve coronó con dos hits la primera mitad de temporada en las Grandes Ligas.
El camarero nacido en Puerto Cabello y criado en Maracay subió su average a .330 con el par de imparables que conectó el último día de junio, al completar los tres meses iniciales del calendario competitivo. Por ello, comenzó julio nuevamente como el líder bate de la Liga Americana.
Fue una noticia feliz. En los últimos 90 años, apenas un puñado de súper estrellas han conseguido tres o más títulos de bateo en las Mayores siendo toleteros derechos, como él. Sobran dedos para contarlos: Roberto Clemente, Bill Madlock y Miguel Cabrera. Hasta allí. Nadie más.
Altuve ya ganó la corona del joven circuito en 2014 y de nuevo en 2016. Al desplazar del tope a Aaron Judge y Corey Dickerson, ratificó que este año va por logros aún más históricos que aquellos a los que nos tiene acostumbrados.
Esos dos indiscutibles también le permitieron llegar a 100 cohetes esta zafra. De nuevo se puso en ruta a los 200 incogibles, lo que resultaría inédito: ya rebasó los dos centenares en 2014, 2015 y 2016. Sería su cuarta cosecha consecutiva. Ningún otro criollo lo ha hecho más de una vez.
No tiene desperdicio, lo realizado por el intermedista. Sumó 11 jonrones y proyecta 22. Acumuló 51 anotadas y proyecta más de 100. Amontonó 23 tubeyes y proyecta 46. Dejó una línea ofensiva de .330/.400/.527. Si repitiera esos promedios en la segunda mitad, impondría topes personales tanto en slugging como en promedio de embasado.
Altuve se ha convertido en el jugador más completo de la expedición nacional. Porque también robó 14 almohadillas en 17 intentos. A la vieja usanza de Bob Abreu, puede correr, dar extrabases y batear para buen average.
La primera mitad de campaña tuvo otros animadores: el patrullero Avisail García, que ha peleado el liderato de bateo que su compatriota le arrebató justo antes de completarse el período; el campocorto Elvis Andrus, que ya quebró su tope personal de cuadrangulares y coquetea con los .300 por segunda ocasión consecutiva; el jardinero David Peralta, metido entre los mejores toleteros de la Liga Nacional; el antesalista Eugenio Suárez, que de nuevo muestra su poder con el madero; el receptor Willson Contreras, que se consolida como figura del viejo circuito; su colega Salvador Pérez, el sorpresivo máximo jonronero nativo en los tres meses disputados; o también Ender Inciarte, asentado como primer bate y notabilísimo defensor del center.
También hubo buenos lanzadores: Carlos Carrasco, el mejor de todos, sobre 100 ponches y balance de 9-3; Antonio Senzatela, el novato más destacado, también con foja de 9-3; y Felipe Rivero, sin dudas el relevista más sobresaliente.
Quedaron cuentas pendientes, especialmente las de Francisco Rodríguez, Aníbal Sánchez, Jeanmar Gómez, que incluso se quedó sin trabajo, y hasta el mismísimo Miguel Cabrera, aquejado por varias dolencias físicas.
En ese panorama, donde no faltaron los puntos altos de jugadores supuestamente secundarios, como Marwin González y Hernán Pérez, o las felices irrupciones, como Manuel Piña, dominó la figura señera de Altuve.
El Pequeño Gigante de los Astros no sólo empieza la segunda mitad en buena posición para buscar su tercera corona de bateo; va en busca de un lugar en la historia.