Diótima y el amor

Publicado : 3 abril, 2017

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Diótima y el amor

 Por: José Pulido

Se menciona poco a las mujeres que destacaron en la filosofía de los primeros tiempos. Sin embargo, Sócrates nombra a Diótima para señalar que le preguntó a ella respecto al amor y otros conocimientos.

Diótima le explicó que la naturaleza, siendo mortal, busca inmortalizarse por medio de la procreación, “porque siempre deja otro ser nuevo en lugar del viejo”.

Luego le comentó que un ser humano cambia todo el tiempo, nunca es el mismo: “sino que continuamente se renueva y pierde otros elementos, en su pelo, en su carne, en sus huesos, en su sangre y en todo su cuerpo.

Y no sólo en su cuerpo, sino también en el alma: los hábitos, caracteres, opiniones, deseos, placeres, tristezas, temores, ninguna de estas cosas jamás permanece la misma en cada individuo, sino que unas nacen y otras mueren. Pero mucho más extraño todavía que esto es que también los conocimientos no sólo nacen unos y mueren otros en nosotros, de modo que nunca somos los mismos  ni siquiera en relación con los conocimientos, sino que también le ocurre lo mismo a cada uno de ellos en particular”.

Después de ella, muchos repitieron esos planteamientos, pero fue Diótima quien los lanzó al aire a través de Platón y de Sócrates. Aunque esa manera de pensar era como una luz que alumbraba a los pensadores. Mucho antes, Heráclito se la pasaba diciendo que un río es distinto cada hora y quien se baña en esas aguas también cambia constantemente. Más o menos eso es lo que dijo cuando habló de que nadie se baña dos veces en el mismo río.

Que Diótima haya sido citada por Sócrates –y por Platón– revela la sabiduría de la misteriosa señora. Y no fue la única: muchos filósofos griegos tuvieron entre sus allegados a mujeres que lanzaban sus ideas y conclusiones hacia un futuro que, lamentablemente, se ha convertido en algo alucinante pero torpe.

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