Presidente de Venezuela entre 1858 y 1859, justo antes de la Guerra Federal. Participó activamente en la política venezolana en los años posteriores a 1830.
Por Inés Quintero * | IG @inesquinterom
Julián Castro nació en Petare en 1805, en una familia de modestos recursos. Se incorporó muy joven al servicio militar en la República de Colombia. Luego de la separación de Venezuela de la unidad colombiana, estuvo comprometido en la Revolución de las Reformas, contra el gobierno de José María Vargas. Fue sometido a prisión y dado de baja del ejército. Se reincorporó en 1845, esta vez bajo la conducción del general José Antonio Páez y participó en el sometimiento de la insurrección del Indio Rangel y Ezequiel Zamora en 1846.
Poco tiempo después, estuvo al servicio del presidente José Tadeo Monagas y, en 1849, defendió al gobierno frente al alzamiento de José Antonio Páez. Se mantuvo leal a los Monagas, primero como comandante de armas y gobernador de Apure y luego ocupando la misma posición en Carabobo. Siendo gobernador de Carabobo se puso al frente de la Revolución de Marzo movimiento armado que destituyó a José Tadeo Monagas en 1858. Al renunciar Monagas quedó a cargo de la presidencia hasta la realización de elecciones, pero el estallido de la Guerra Federal impidió que se llevaran a cabo.
Sus cambiantes alianzas primero con los sectores asociados al partido Conservador y luego con los miembros del partido Liberal, condujeron a su derrocamiento al año siguiente. Fue arrestado, sometido a juicio, acusado de traición, declarado culpable y expulsado del país en 1860.
Regresó a Venezuela en 1871, bajo la protección del general Antonio Guzmán Blanco, apoyó su consolidación en el poder, se incorporó a la campaña del centro, participó en la persecución de Matías Salazar, formó parte del tribunal que lo condenó a muerte y estuvo al frente del pelotón que ejecutó la sentencia. Cuatro años después, en 1876, falleció en Caracas. Sin pena ni gloria.