Por: Sarai Coscojuela | @eco_aliados
Desde hace pocas semanas en algunos países empezó la temporada de frío, y aunque mucho de sus ciudadanos estén acostumbrados a las bajas temperaturas, siempre se busca estar un poco más caliente.
Por esta razón la empresa Euravia ha lanzado el Power Road, un sistema que convierte cualquier carretera, calle o estacionamiento en un colector de energía. Esta innovación tiene como objetivo aprovechar el calor captado para calentar viviendas o centros comerciales, así como para derretir la nieve.
Para que esto sea posible el Power Road pasa por la instalación de un intercambiador de calor bajo la calzada. De esta forma y a poca profundidad y sin que sea perceptible en la superficie, el sistema incorpora unas tuberías que permiten la circulación del fluido transmisor de calor.
Se le puede dar dos usos, para dar calor o como colector de energía térmica. Lo importante en este caso es que esté integrado y para eso se pueden incluir bombas de calor solar y fuentes de calor de baja emisión de carbono.
Incluso el Power Road se podría utilizar en aeropuertos, pues ayudaría a derretir el hielo bajo las pistas. Teniendo en cuenta que el gasto en estas tareas en este tipo de instalación se estima en 10 millones de euros anuales, y esta innovación supondría un importante ahorro.
Para las viviendas, la empresa asegura que con 25 metros cuadrados de Power Road se cubriría el 100% de las necesidades anuales de calefacción de una casa de 70 metros cuadrados.
En cambio si se hace la instalación en una urbanización de 55 mil metros cuadrados, con cuatro kilómetros de pavimento dotados del Power Road aportarían suficiente energía para proveer agua caliente y calefacción en toda el área.
Igualmente cuando llegue nuevamente el verano, el Power Road se puede utilizar para combatir el calor y las altas temperaturas. La energía se capta y se almacena bajo tierra para su uso posterior.
Con esta captura de calor se refrescaría el asfalto y así se ayudaría a combatir las altas temperaturas.
Ya el Power Road se puso a prueba primero en el año 2014 y luego en julio de este año. En la primera prueba se analizó su comportamiento para derretir el hielo y la nieva. En la segunda prueba se instaló en un estacionamiento en París, donde la energía que se obtuvo se aprovechó para la calefacción de un edificio ubicado al lado.