Se ordenó sacerdote en 1762 y, dos años después, solicitó autorización para fundar el oratorio de San Felipe Neri, el cual se estableció en la esquina de Cipreses. A partir de 1783, se dedicó a reunir a los músicos de la ciudad y a promover el estudio y la composición musical. Se le considera como una de las figuras claves en la promoción, sistematización y formación musical en Venezuela
Por: Inés Quintero |@inesquinterom
Perteneciente a una de las familias principales de la provincia de Caracas, nació en Guatire en 1739, sus padres fueron Feliciano Palacios Gedler e Isabel Gil de Arratia. Se ordenó sacerdote en 1762 y, dos años después, solicitó autorización para fundar el oratorio de San Felipe Neri, el cual se estableció finalmente en 1771, en la esquina de Cipreses.
Desde sus inicios fue un espacio dedicado al estudio y la promoción de la música sagrada, práctica que era usual entre los integrantes de esta congregación. A partir de 1783, el “Padre Sojo”, nombre con el cual se le conocía comúnmente, se dedicó a reunir a los músicos de la ciudad y a promover el estudio y la composición musical.
Durante 15 años contribuyó de manera decisiva en la formación de nuevos compositores y numerosos ejecutantes. Esta sostenida actividad la llevó a cabo en el oratorio y en su hacienda de cacao, localizada en Chacao. Falleció en 1799. En su testamento favoreció a varios músicos con recursos y cediéndoles sus instrumentos musicales; su biblioteca se la donó al oratorio.
Es considerado como una de las figuras claves en la promoción, sistematización y formación musical en Venezuela.
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