Por Jorge Rabassa
Los juegos de guerra de Irán durante el cruce de la quinta flota estadounidense por el estrecho de Ormuz la semana pasada, motivaron el incremento en sólo 4% del precio del crudo Brent. Una amenaza de guerra más retórica y mediática que real.
En los 8 años de guerra Irán-Irak en la década de los años 80, los precios del crudo subieron unos puntos al inicio de las hostilidades, pero en los años restantes del conflicto se mantuvieron estables. Los ministros de petróleo de ambos países, que se sientan uno al lado del otro en la gran mesa ovalada de las reuniones de la OPEP, no se hablaban pero tampoco se agredieron.
La única novedad era que a las peticiones de los iraquíes, los iraníes se oponían casi automáticamente. A su vez, cualquier petición de Irán era rechazada de inmediato por el representante de Irak. Cuando se asignaban las cuotas a cada país, les establecían exactamente 3,8 millones de barriles diarios y de no hacerlo había problemas.
En el 2008 no había ningún conflicto y pocas semanas antes de julio el precio del petróleo escaló a 142 dólares el barril. Era una contradicción, porque las reglas del mercado decían que la demanda no subía. A finales de julio se produjo un viraje y para finales del 2008, los precios del crudo cayeron hasta 30 dólares (un bajón de más de 100 dólares el barril).
Recientemente, en una reunión realizada en El Cairo, Irán advertía a sus vecinos árabes de la OPEP que no aumentaran la producción para sustituir sus crudos, los cuales no podía exportar por el bloqueo financiero que establecieron EEUU y Europa al gobierno de Teherán.
Mientras tanto el primer ministro chino Wen Jiabao se reunía casi simultáneamente en Riad con el monarca de Arabia Saudita y le pedía que abriera los grifos de su producción para llevar más inversiones de compañías chinas a los campos petroleros sauditas. Estaba claro que había una controversia interna en la OPEP, no verbal ni dialéctica sino de producción y los sauditas iban a abrir los grifos para aumentar la producción dirigida a China. El principal cliente de Irán, es precisamente China.
A principios de año la Administración de Información Energética de los Estados Unidos, EIA, señalaba que el consumo mundial de petróleo y gas aumentará este año en 1,3 millones de barriles diarios y para el 2013 se incrementará a 1,5 millones de barriles diarios, por el aumento de la producción de la OPEP y de los productores No-OPEP. Indicaba que el precio promedio sería de 100 dólares en el 2012 y de 105 dólares en el año 2013.
El reporte indicaba que demanda futura de todas las naciones de la OECD bajará este año a 45,56 millones de barriles diarios, y el año 2013 subirá a 45,73 millones de barriles diarios. Los países menos ricos No-OECD contabilizarán el mayor aumento de la demanda en el futuro período encabezados por China, Medio Oriente y Brasil.
El reporte de la AEI indicaba que esperan una declinación de la producción en Alaska de 30.000 barriles diarios cada año, y 80.000 barriles diarios de la producción del golfo de México en 2012.
También agregaba que la producción oficial de la Opep aumentará más de 90.000 barriles diarios para situarse en un promedio de 29,96 millones de barriles diarios, y otros 590.000 barriles diarios de incremento para el 2013.
La OPEP tendrá una capacidad de producción adicional de 3,7 millones de barriles diarios para el final del 2013, de alrededor de 2,3 millones de barriles diarios que vienen de la producción de Libia.
Brasil aumentará la producción de 170.000 barriles diarios, en los próximos dos años, en los campos off-shore de los yacimientos de formación “presal”. La producción también se incrementará en Colombia, Noruega y China, pero una notable declinación de producción podría suceder en Rusia, México, Sudán y Gran Bretaña, según el reporte.
La lectura es que los hechos están dejando a un lado los pronósticos, y que los países emergentes y los del Tercer Mundo necesitan del petróleo para salir de pobres, no obstante la recesión.