Por Inés Quintero | @inesquinterom
Antonio de Berrío nació en Segovia, en 1527. Después de servir al Rey de España en numerosas campañas, viajó a América y se estableció en Santa Fe de Bogotá, en 1582. Allí tuvo noticias de la existencia de El Dorado; desde entonces su obsesión fundamental fue conseguir ese legendario lugar en donde se decía que había gran abundancia de oro.
Con ese fin, entre 1584 y 1595, realizó cuatro expediciones; en todas ellas enfrentó numerosos obstáculos por lo accidentado que resultaba llegar a un destino tan remoto y también por los permanentes ataques de los indígenas; muchos de sus hombres fallecieron en los distintos intentos, solicitó un préstamo para lograr su cometido, pero nunca consiguió El Dorado.
No obstante, en cada uno de sus viajes hizo importantes exploraciones: desde los llanos llegó al Orinoco navegando por los ríos Casanare y Meta, recorrió el extenso cauce del Orinoco, pasó por la isla de Margarita, exploró las costas de la isla de Trinidad, estableció pueblos y fuertes en distintos lugares de sus travesías y, en 1595, fundó Santo Tomé de Guayana, primer intento de establecer una ciudad al margen del Orinoco. Poco tiempo después, en 1597, Berrío falleció; ese mismo año, la ciudad fue abandonada.
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