Por Ignacio Serrano @IGNACIOSERRANO
Miguel Cabrera es, desde hace mucho, el mejor bateador venezolano de todos los tiempos. Era de esperarse que su nombre también apareciera en el libro de récords del Clásico Mundial de Beisbol.
El jonronero aragüeño es uno entre pocos elegidos que han asistido a las cuatro ediciones del torneo, que se disputa desde 2006. Sólo son dos en Venezuela. Él y Francisco Rodríguez. Y cuando sacó la pelota del parque en el juego de desempate contra Italia, el lunes, se convirtió en el único pelotero en la historia de la competencia que ha sonado cuadrangulares en cada una de las citas.
Cabrera comenzó la segunda fase de la justa con 6 vuelacercas, desde que golpeó su primero, hace 11 años. Es el número uno de la Vinotinto en ese departamento y en casi todos los demás, con 21 hits, 5 dobles, 13 anotadas, 15 empujadas, 21 juegos, 78 turnos y 44 bases alcanzadas.
Su average global no se compadece con los números que ha puesto en las Grandes Ligas. Con ese bambinazo frente a los italianos, quedó en .269, solamente. Pero su OPS sí se parece: gracias a un promedio de embasado de .369 y un notable slugging de .564, de por vida tiene .931 de OPS, casi un calco de su registro en la MLB.
El cubano Alfredo Despaigne, con 7, es el único que ha sacado más pelotas que Cabrera, desde la creación del torneo. Con la eliminación de Cuba, es posible que esa marca termine en poder del nativo de Maracay, a quien por lo menos le quedan los tres encuentros de la segunda ronda para seguir sumando.
Despaigne, sus compatriotas Frederich Cepeda y Yulieski Gurriel, así como el mexicano Jorge Cantú, son los únicos con más remolques. El primero lidera el orden vitalicio, con 23.
Cabrera es este año el capitán de la Selección Nacional de Venezuela, un privilegio que únicamente ha tenido el manager de esta oportunidad, Omar Vizquel. Sus registros explican a las claras el por qué.
