por Froilán Fernández @Froilan
froilan@gmail.com
En el desarrollo de los medios sociales, las conversaciones constituyen el elemento principal que articula esos entornos de intercambio y participación.
En tiempos que parecen remotos, Twitter preguntaba “¿Qué estás haciendo?”, para luego motivar a los usuarios a contar qué estaba pasando en su entorno inmediato. Conversaciones que cuentan historias.
Pero las conversaciones no tienen que expresarse siempre en texto; las imágenes, desde las pinturas rupestres hasta nuestros días, han probado ser más elocuentes que las palabras.
Las fotografías, antes consideradas como un medio para capturar un momento del pasado –un atardecer, la fiesta familiar, una reunión con amigos– se están convirtiendo rápidamente en un nuevo tipo de diálogo.
Las fotos tomadas con el smartphone documentan el momento actual, y arman una crónica en tiempo real que puede prescindir de las palabras, aún en el mundo, abreviado al extremo, de los comentarios en Twitter.
Es por eso que no solamente el volumen de fotografías compartidas aumenta aceleradamente en las redes sociales más populares, como Facebook y Twitter, también crecen muy rápidamente las redes que se basan exclusivamente o de manera preponderante en imágenes, como Instagram, Pinterest o Tumblr.
Estilo artístico
La fotografía instantánea, en formato cuadrado, inspirada en las cámaras Kodak Instamatic y Polaroid, fue la idea central de Instagram, una app que apareció primero para el iPhone en 2010 y luego fue llevada a los Android en abril de 2012, cuando ya contaba con 100 millones de usuarios.
El valor añadido de esta aplicación estuvo en la colección de efectos artísticos diseñados por profesionales, pero que se podían aplicar a las fotografías con un toque. Fotos en sepia, o de colores saturados, o que daban la impresión de haber sido capturadas en el pasado.
Una difusión de tipo viral hizo el resto, gracias a la conformación automatizada de una lista de contactos de Instagram a partir de la libreta de direcciones de correo y la posibilidad de compartir las fotos tomadas con otras redes como Twitter, Facebook y Tumblr.
A pesar de tener una de las mayores bases de datos de fotografías del mundo, y que además crece a un ritmo de 300 millones de fotos por día, Facebook no dudó en plantear la adquisición de Instagram por 1 millardo de dólares en agosto de 2012, especialmente por la posición que ya esa red tenía entre los usuarios móviles.
A finales de junio 2013, Facebook anunció que Instagram aceptaría videos de hasta 15 segundos, para competir con Vine, una aplicación que se está haciendo muy popular y que fue adquirida por Twitter.
Bits efímeros
Estos micro-videos, cuyo auge se basa en las poderosas cámaras digitales de hoy, representan un nuevo estilo de comunicarse. Una secuencia de pocos segundos basta para transmitir el ambiente o el momento que se desea compartir. Como el video está principalmente destinado a otros smartphones, se limita drásticamente su duración para que el intercambio pueda realizarse de manera instantánea.
Pero el poder comunicativo de una foto o de un video breve es suficiente como para introducir una nueva variante: imágenes efímeras que sólo se muestran al destinatario durante un tiempo determinado, hasta 10 segundos en el caso de la aplicación SnapChat y luego se “autodestruyen”.
Los desarrolladores de SnapChat (disponible para Apple iOS y Android) consideran que es más importante el mensaje, que conservar la foto o el video. Sólo es posible conservar una foto si se activa la captura de pantalla.
La imagen en cifras
Ya mencionamos que Facebook, con más de un millardo de usuarios, recibe en sus servidores más de 300 millones de fotos por día. Instagram no se queda atrás en términos de fotos subidas por usuario, pues si bien cuenta con 200 millones de usuarios, éstos transfieren diariamente 60 millones de instantáneas a la nube de Instagram, y ya han sobrepasado los 20 millardos de fotos compartidas a través de esta red social.
El interés de Facebook por Instagram se explica a través de otras estadísticas que demuestran la importancia de las imágenes a la hora de compartir historias y experiencias. Unos 7,3 millones de usuarios comparten diariamente en esa red social y generan 1,2 millardos de likes o “Me gusta” por día, lo cual equivale a 8.500 por segundo.
Futuro icónico
En su libro, “El auge de la imagen y la caída de la palabra”, Mitchell Stephens afirma que si bien el texto puede estar en decadencia, las imágenes, y específicamente las imágenes en movimiento puede suministrar a la sociedad las herramientas –artísticas e intelectuales—para construir nuevas maneras de verse a sí misma.
Es ahora cuando se están desarrollando nuevas técnicas para explotar el video, dice Stephens. “El video acerca o aleja la imagen, se mueve libremente en la escena, se sobreimponen imágenes, cambia de tono o de perspectiva sin que se pierda atención de la audiencia. El video puede llevarnos a nuevos lugares filosóficos como lo hizo la escritura y luego la imprenta”, acotó Stephens.
Esta transición hacia un mundo más visual se manifiesta en redes como Pinterest, que consiste en armar y suscribirse a tablones temáticos, donde el usuario hace las veces de curador, o incluso en aplicaciones de mensajería instantánea como BBM o Whatsapp, que permiten compartir texto, fotos, video o notas de audio.
Tanto los dibujos en la cueva Lascaux en Francia, hace 20.000 años, como las imágenes que hoy compartimos en Instagram conforman un testimonio irrefutable de la tendencia humana de expresarse con imágenes, las cuales, además, no tienen las barreras del idioma.