Lenin Pérez Pérez: “El microcuento es quien lo lee”

Publicado : 30 junio, 2023

Categoria : Sin categoría

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Durante varias semanas de junio el Concurso de Microcuentos #C280 de Banesco tomó el muro de Twitter. Más de 1.000 minicuentos despertaron emociones y asombraron a los seguidores de esta red social. En la décima edición de este concurso, entrevistamos a Lenin Pérez Pérez, comunicador social, escritor publicitario y creador de la cuenta @microcuentos, para conversar sobre esta forma de escritura en 280 caracteres

Por Carmen Victoria Inojosa

Una página. 140 caracteres. 280 caracteres. Breves palabras: un microcuento. Unas pocas líneas se convierten en una nueva historia para imaginar e, incluso, decidir el final. El microcuento está allí, con su prosa sencilla y cuidada, para resonar.

Lenin Pérez Pérez, comunicador social, escritor publicitario y creador de la cuenta @microcuentos en Twitter, explica que el éxito del microcuento está en su segunda lectura, “en esa implicancia, en eso que está en la capa inferior”.

“Piñata. El superhéroe había surcado los aires al menos tres veces. Su sombra de extraña belleza, se proyectaba en la pared del salón. Los niños gritaban alegres pero solo uno de ellos, vara en mano, daría inicio a la inusitada historia de horror”. En estas dos líneas y medias hay 249 caracteres. Thelma Carvallo posteó este microcuento en Twitter el 17 de mayo para participar en la 10° edición del Concurso de Microcuentos #C280 de Banesco. ¡Y ganó!

Después de leerlo, el horror que sugiere Thelma sigue expectante la mente. ¿Qué imaginas? ¿Qué sigue? Es allí cuando el lector interviene y completa lo que el autor comenzó.

En el marco de la 10° edición del Concurso de Microcuentos #C280 de Banesco entrevistamos a Lenin Pérez Pérez para conversar sobre esta forma de escritura en Twitter. Pérez Pérez es también autor de la antología Microcuentos de amor, lluvia y dinosaurios, editado en 2016 en España por Penguin Random House.  

El microcuento puede ser muchas cosas. ¿Cómo podemos aproximarnos a un concepto?

—Es una discusión que tiene mucho tiempo. Augusto Monterroso escribió el microcuento más famoso en español. Se llama Dinosaurio. Ese microcuento tiene siete palabras. Dice: ‘Cuando despertó el dinosaurio todavía estaba allí’. Un día lo aborda otro intelectual y le dice: ‘Eso no puede ser un minicuento’. Monterroso respondió: ‘Tienes razón. Es una novela’. El tema está en cuán valioso, importante o cuánta profundidad puede llegar a tener un texto breve como para resultar el disparador de una historia todavía más amplia. Un microcuento es una historia en su formato mínimo. Hay microcuentos que son de fácil confusión con los aforismos, con los haiku o con la poesía. No existe una convención que permita encerrarlo dentro de una categoría. Es como el gran renegado de todos los géneros.

Muchos autores no lo consideran una forma literaria. Sin embargo, han escrito microcuentos. Por ejemplo, en Venezuela Alfredo Armas Alfonso. Recuerdo Instrucciones para cantar de Julio Cortázar ¿Cuál es el atractivo del microcuento y por qué puede apasionar a muchos?

—El atractivo es que colinda con otros géneros breves que sí han tenido mayor reconocimiento, como el haiku o el aforismo. El microcuento, así como le exige al lector aguzar sus sentidos, le exige al autor vencer el reto de utilizar el mínimo de recursos posibles y, en ese mismo espacio, alcanzar los criterios estéticos y las valoraciones literarias que permitan al texto desarrollar una vida independiente.

¿Qué otras características tiene el microcuento que lo hace independiente del poema, del ensayo, la novela o del propio cuento?

—La extensión es una. Aquí en Venezuela creamos esta categoría vinculada con el microcuento en la época de los 140 caracteres de Twitter. Pero en otras épocas se hablaba de una página. Entonces hay un criterio que tiene que ver con la extensión y con contar algo. El autor argentino Ricardo Piglia dice que una historia siempre cuenta dos historias: una que es la primaria, es la que está en la superficie. Otra que tiene que ver con las implicancias de la resonancia de aquello que escribiste. El éxito del microcuento radica en esa segunda lectura, en esa implicancia, en eso que está en la capa inferior. Al microcuento Dinosaurio, de Monterroso, se le han buscado miles de lecturas. Hay una que tiene que ver con los regímenes tiránicos, con esos dinosaurios en los que, como el Día de la Marmota, cada vez que despertamos, están allí todavía.

Entonces también forma parte de un ejercicio que hace el lector por, incluso, dar una interpretación que se adapte a su propio contexto ¿Esto es posible?

—No todos leemos el mismo libro, aunque se trate del mismo libro. La lectura siempre tiene que ver con la mirada del lector. Por muy telescópica que sea la intención de un autor, el verdadero juicio lo tiene el lector, quien lee desde sus zapatos y desde su experiencia. Esto también tiene que ver con el microcuento porque el lector completa el cuento. Independientemente de lo específico en el uso de las palabras, de lo correcto que pueda intentar ser un autor, el microcuento es quien lo lee.

¿Cómo trasladamos esa idea de una página a un tuit? ¿Cómo nace esa comunidad del @Microcuentos en Twitter?

—Soy Comunicador Social de la UCV (Universidad Central de Venezuela). Tengo 32 años trabajando como redactor creativo publicitario. En publicidad hay un paradigma que dice que una valla no debería contener más de siete palabras. En principio lo que yo tengo es un entrenamiento para la brevedad. @Microcuentos tiene 14 años. Pensé en un producto que representara un reto por la cantidad de caracteres, que esté vinculado con la literatura y que fuese un nicho que no sea ocupado por otros géneros. A través de las etiquetas busqué a quienes usaran el criterio de los 140 caracteres, cuidaran los criterios estéticos e hicieran literatura.

¿En la actualidad cómo es la interacción entre esta comunidad? ¿Cómo hacen de esta plataforma un canal de expresión? No todos se conocen, pero hay una relación que se mantiene y el vínculo son unas pocas palabras.

Hay una comunidad que está súper expectante. En ocasiones los textos son menos expuestos, imagino que por la monetización. Sin embargo, la comunidad se mantiene. No hay interacción pública con los creadores, la interacción es por mensajes privados. Muchos autores me pasan sus textos y piden que los considere. Yo hago un trabajo de edición en el caso de aquellos autores que conozco. La gran verdad es que es una comunidad que siento que no va con el propósito de monetizar. Es una comunidad de contemplación que está esperando esa píldora que representa el microcuento diario y que revela con asombro. Es una comunidad lectora. Es una comunidad de autores.

¿El microcuento en Twitter está evolucionando a la par de la plataforma? Es decir de 140 caracteres , 280 caracteres y ahora los 4.000 caracteres ¿Cómo es ese proceso?

—No. Yo tomé la decisión de mantenerme en los 140 caracteres. Me parece que es el gran reto. Cuando me mandan textos más largos siento que traiciono la idea original. Lo que no eres capaz de decir en 140 caracteres, a lo mejor te doy 50.000 y no eres capaz de decirlo.

¿Nos puede compartir tres consejos que en su experiencia le han funcionado para escribir un microcuento en Twitter? 

Hay algo que tiene que ver con la capacidad de observación. Cuando uno desarrolla la capacidad de observación al mismo tiempo desarrolla la oportunidad de reconocer conductas. El gran éxito que tienen muchos microcuentos es que en su cuerpo se ve mucha gente reflejada. Encuentras algo que nos hace tremendamente comunes, reconocemos una emoción, una actitud, una adversión. Entonces: observación para reconocer emociones que son altamente explotadas y leer mucho identificando la arquitectura interna del texto. Si tú lees con esa conciencia, puedes desarmar una novela o ser un relojero suizo y desarmar una pequeña pieza como un microcuento.

 Lee aquí a los ganadores y finalistas de la 10 ° edición del Concurso de Microcuentos #C280 Banesco.

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