Por Ignacio Serrano | @IgnacioSerrano
Hace tiempo que David Peralta no vende hamburguesas. Ahora si acaso las preparará para sus amigos en casa, cuando no está haciendo lo que mejor hace y cuando no está en su lugar de trabajo predilecto: un estadio de beisbol.
Peralta ha sido uno de los bateadores venezolanos más consistentes en las Grandes Ligas a lo largo de 2017, a pesar de que originalmente fue lanzador y estuvo muy cerca de perder su carrera como pelotero.
Su nombre ha figurado entre los toleteros con mejor average en la Liga Nacional desde mayo, cuando se largó a chocar la bola sin pausa. Hace rato que es indiscutible en los jardines de los Diamondbacks de Arizona.
Peralta ahora también tiene una película que cuenta su historia. La acaba de terminar el periodista Marcos Grunfeld y se estrenará a finales de año.
El documental es un relato bien hilado sobre las desventuras y éxitos de este carabobeño nacido en Valencia hace 30 años, que firmó siendo un adolescente y soñaba con ganar muchos juegos en las Mayores, quizás ser un émulo de Johan Santana o Freddy García.
Hoy los gana de otro modo. En 2015, por ejemplo, fue líder en triples en el viejo circuito y durante casi toda la presente justa fue el bateador venezolano con mejor average allí, al punto de que pelea ahora con Ender Inciarte el privilegio de cerrar en lo más alto entre sus compatriotas, siempre entre los maderos más destacados de su liga.
Ese peligroso jardinero, que aporta también una sólida defensa, fue antes un pitcher zurdo que se lesionó en las menores, que fue operado y perdió su carrera. Terminó trabajando en Estados Unidos en una cadena internacional de comida rápida, mientras retomaba impulso para volver a comenzar desde cero y buscarse una nueva carrera, ahora como bateador.
Lo logró, ¿quién podría dudarlo? Desde 2014 es integrante estable de los Diamondbacks y ahora cuenta con su propio documental, titulado “A second chance”, una segunda oportunidad que Peralta se labró con su esfuerzo, para finalmente hacer su sueño realidad.
