El Pesebre, una tradición de casi 800 años

Publicado : 21 diciembre, 2018

Categoria : De interés

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“Gloria a dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres en quien él se complace”

 

Una de las tradiciones más hermosas en los hogares católicos es colocar el pesebre como centro de la celebración navideña. En Venezuela, por ejemplo, la Natividad del Señor está tan arraigada que los más pequeños de la casa escriben su carta de deseos al Niño Jesús, y llegada la Noche Buena la celebración gira alrededor de esa choza con el recién nacido, sus padres, una mula, un buey, pastores y tres reyes que guiados por la estrella de Belén llevan obsequios al que, según la Iglesia Católica, sería el Salvador de los hombres.

“Y María dio a luz a su primogénito; lo envolvió en pañales y lo puso en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón” (Lucas: 2,7).

Casi 800 años. El pesebre como tradición nació en Italia el 24 de diciembre de 1223 gracias a Francisco de Asís -tres años antes de su muerte-, quien se encontraba en la población de Rieti en época navideña y para celebrar optó por reproducir en vivo la Natividad del Señor. Esto ocurrió en la población de Rieti, en la ermita de Greccio.

“Mas para que dicha celebración no pudiera ser tachada de extraña novedad, pidió antes licencia al sumo pontífice; y, habiéndola obtenido, hizo preparar un pesebre con el heno correspondiente y mandó traer al lugar un buey y un asno.

“Son convocados los hermanos, llega la gente, el bosque resuena de voces, y aquella noche bendita, esmaltada profusamente de claras luces y con sonoros conciertos de voces de alabanza, se convierte en esplendorosa y solemne”.

Relato de San Buenaventura (LM10,7)

Después de la iniciativa de Francisco de Asís -y para facilitar el montaje de la escena de la Natividad-, en Nápoles comienzan a elaborar las figuras en arcilla. Llegaron a España cerca del año 1448 y se popularizan a finales del siglo XVIII, gracias a Carlos III, aficionado de los nacimientos.

La costumbre pasa de España al Nuevo Continente y aquí se le han agregado aspectos culturales característicos de cada región.

¿Qué significado tiene el pesebre? Con el pesebre se celebra el nacimiento de Jesús y el inicio de la era Cristiana, y además se recuerda las condiciones en las que vino al mundo el hijo de Dios: como un humano y no como un ser con condiciones de vida especiales.

El Papa Benedicto XVI escribió una trilogía de libros sobre los primeros años de la vida de Jesús de Nazaret:​ su origen, infancia y juventud. En el último, “La infancia de Jesús” (2012), describe cómo fue el nacimiento y el significado de las figuras que la tradición cristiana incorporó al pesebre.

Para Benedicto, que Jesús haya nacido en un pesebre “debe hacernos pensar y remitirnos al cambio de valores que hay en la figura de Jesucristo, en su mensaje (…) él no pertenece a ese ambiente que según el mundo es importante y poderoso. Y, sin embargo, precisamente este hombre irrelevante y sin poder se revela como el realmente Poderoso, como aquel de quien a fin de cuentas todo depende”.

Independientemente de la religión que profesemos, esta época nos recuerda, sobre todo a los católicos, los más nobles sentimientos y nos invita a compartir con el prójimo amor, fraternidad, solidaridad… ¡Feliz Navidad para todos!

Mirar el pesebre…
En su Homilía del 31 de diciembre de 2016, el Papa Francisco hace alusión al Pesebre y su significado. He aquí un extracto de sus palabras:
“Mirar el pesebre es descubrir cómo Dios se involucra involucrándonos, haciéndonos parte de Su obra, invitándonos a asumir el futuro que tenemos por delante con valentía y decisión. Mirando el pesebre nos encontramos con los rostros de José y María. Rostros jóvenes cargados de esperanzas e inquietudes, cargados de preguntas. Rostros jóvenes que miran hacia delante con la no fácil tarea de ayudar al Niño-Dios a crecer. No se puede hablar de futuro sin contemplar estos rostros jóvenes y asumir la responsabilidad que tenemos para con nuestros jóvenes; más que responsabilidad, la palabra justa es deuda, sí, la deuda que tenemos con ellos. Hablar de un año que termina es sentirnos invitados a pensar cómo estamos encarando el lugar que los jóvenes tienen en nuestra sociedad”.

Adoración de los pastores, Georges de la Tour (1644)

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