Por: Elías Pino Iturrieta | @eliaspino

Se considera habitualmente que la pugna del poder civil para predominar ante el poder eclesiástico crece y llega a cimas indiscutibles durante el régimen de Antonio Guzmán Blanco, pero la historia de tales enfrentamientos comienza en la administración de José Antonio Páez, después de que Venezuela se separa de Colombia en 1830.

Páez mantiene el Derecho de Patronato, a través del cual se machaca la preponderancia de la autoridad temporal sobre los intereses de  prelados y sacerdotes; pero, además, decreta la abolición de los diezmos y apoya la decisión del congreso de establecer la libertad de cultos. Por si fuera poco, el famoso lancero ordena la expulsión del arzobispo de Caracas, por su participación en la “Revolución de las Reformas” contra el presidente José María Vargas.

En 1834, un obispo anglicano bendice el cementerio y el templo de los anglicanos, promovido por el cónsul inglés. De allí que Páez abriera el camino para lo que hará Guzmán a partir de 1870.