La vida de José Antonio Páez tiene dos etapas diferenciadas. La primera, en la que figuró como uno de los principales caudillos de la guerra de independencia y la segunda, durante la cual fue protagonista fundamental del proceso de creación de la nación.
Por Inés Quintero * | IG @inesquinterom
José Antonio Páez nació en Curpa, el 13 de junio de 1790. En 1810 se vinculó al ejército patriota y muy rápidamente se logró consolidar como jefe de los llaneros. En 1818 reconoció la autoridad de Simón Bolívar y se mantuvo como jefe en la zona de los llanos. Participó en la batalla de Carabobo y su actuación fue fundamental en la derrota final de los realistas con la toma de Puerto Cabello, en 1823. Se estableció en Valencia y desde allí consolidó su poder como el hombre fuerte del Departamento de Venezuela. A partir de 1826, con los sucesos conocidos como La Cosiata, alrededor de Páez se aglutinan los distintos intereses que promueven la separación de Venezuela de la unidad colombiana, proceso que concluye en 1830.
A partir de entonces se convierte en árbitro principal de la dinámica política venezolana, su figura es esencial en el proceso político durante el cual se sientan las bases institucionales de la nueva nación y se avanza en la edificación y organización de un Estado Liberal sujeto a las leyes. Fue presidente en dos períodos constitucionales (1830-1834) y (1839-1843). En ambos mandatos se llevaron a cabo importantes realizaciones que contribuyeron a la estabilización política y económica del país. Su predominio político y militar llegó a su fin en 1848.
Luego de un prolongado exilio regresó a Venezuela durante la Guerra Federal, ejerció el poder como dictador entre 1861 y 1863 y salió nuevamente al exilio. Se estableció finalmente en Nueva York, ciudad donde falleció en 1873. Dejó por escrito el testimonio de su trayectoria pública en su Autobiografía publicada en 1869 en dos tomos.