El 26 de octubre de 1864, nació José Gregorio Hernández, un insigne trujillano, científico, filántropo, ucevista, que vivió en la Venezuela rural de finales del Siglo XIX y principios del Siglo XX, y que dejó su impronta en la academia, la religión y la ciencia, con su ejemplo de virtudes cristianas, su benevolencia y generosidad. Su fe inquebrantable.
El 29 de junio de 1919, corría de boca en boca entre los caraqueños “Ha muerto un santo”; el «Médico de los Pobres» fue arrollado por el vehículo de Fernando Bustamante en la Esquina de Amadores, en La Pastora, Caracas.
Después de más de 100 años de su muerte, José Gregorio Hernández sigue en la memoria de los creyentes y fieles venezolanos quienes lo veneran por su poder de sanación. Innumerables son los milagros que venezolanos aseguran fueron realizados por el doctor José Gregorio Hernández, pero uno de los atribuidos a él fue fundamental para avanzar en su proceso de beatificación. Hace 31 años el papa Juan Pablo II lo proclamó como Venerable, título que lo coloca en el antepenúltimo escalón en el camino a su canonización.
Hablar del Dr. José Gregorio Hernández es reconocer la más extraordinaria labor científica y seglar que haya desarrollado un venezolano. Porque el doctor José Gregorio -como le conocemos en nuestro país-, fue un pionero de la medicina y de la investigación científica en Venezuela. Pero además su altruismo, sensibilidad y devoción hacia sus pacientes le valieron la veneración de sus compatriotas.
El 30 de abril de 2021, luego de un largo proceso, fue beatificado en Caracas, Colegio La Salle de La Colina; desde ese día, Banesco celebra junto a la iglesia y al pueblo venezolano este gran acontecimiento para nuestro país.